Los hermanos Jesse y Joy Huerta ganaron el Grammy al Mejor Grupo de Pop. Foto: Facebook / JesseyJoy
Jesse & Joy forman uno de los equipos más exitosos del pop. Estos hermanos mexicanos, desde que eran adolescentes y aprendían música en la iglesia evangélica a la que los llevaba su padre, un pastor casado con estadounidense, entendieron el valor de trabajar juntos. Cuatro álbumes después, su radiofórmula llorona es un sello invencible.
Aunque su génesis artística es religiosa, las letras giran en torno al amor de pareja, bordean el drama, la angustia emocional, el quebranto por el fracaso en un territorio limitado por la recámara. Por eso, varias de sus canciones aparecen en las telenovelas.
Jesse (34 años, compositor, multiinstrumentista , calvo prematuro y casado desde muy joven) y Joy (30 años, soprano) tienen la virtud de escribir sus canciones y de componer su música. Antes de ser famosos, cedieron algunas a otros artistas. Por ejemplo, dieron dos temas a La Nueva Banda Timbiriche (2007-200), ese enorme fracaso del que no queda ni una canción de recuerdo.
Sí les dejó, en todo caso, una lección a Jesse & Joy: los ‘chavos’ ya no querían grupos coreográficos sino con algo de propuesta. Jesse & Joy se propusieron romper corazones.
El primer álbum fue ‘Esta es mi vida’, un puñado de baladas algo ingenuas pero del que se desprendió Espacio sideral, un tema juguetón en que sobrevuela Superman. En conjunto, se aprecia un cierto toque folk, herencia de la madre, que escuchaba Jonny Cash, Neil Young y Bob Dylan.
Tres años después, los hermanos ofrecieron un pop con más guitarras eléctricas, más potente. Es su álbum más uniforme. Paradójicamente, el dúo alcanzó la fama continental por Chocolate, una canción tan azucarada y candorosa que las niñas la entonaban en todos los actos escolares. “Tu amor me sabe a chocolate, oh-oh-oh-oh-oh”. El tema alcanzó el tercer lugar en la lista latina de singles de EE.UU.
La consagración vino en el 2011 gracias a ¿Con quién se queda el perro?. De entrada, el título anuncia el eje del despecho. Joy canta que no quiere ser la de la mala suerte, desea ser la fuerte de la relación. Jamás le dará las lágrimas al canalla del que se despide. Le concede que se lleve el Picasso, que al cabo es una imitación (¡qué kitsch!). El álbum, muy de piano y guitarra acústica, fue segundo en el escalafón latino de EE.UU. y transformó a los hermanos en cotizados artistas. Viña del Mar los aclamó. La veterana Yuri y otros los buscaron.
Con Un besito más, el dúo mantuvo el contenido pero amplió el sonido. Chelos, trompetas, un cajón y colaboraciones de Alejandro Sanz y Juan Luis Guerra ayudaron a que ganaran el Grammy al Mejor Álbum Pop. La única duda es hasta cuándo Jesse & Joy podrán estirar su radiofórmula.