Stich invirtió todo el premio en la producción de su placa. Foto: El Comercio
Desde ayer hasta el 9 de septiembre, el Jurado Calificador -aún no develado- que seleccionará las canciones ganadoras del Fondo Fonográfico 2014 ha entrado en etapa de calificación de las propuestas recibidas por convocatoria pública. Habrá un ganador por cada una de las 13 categorías o géneros aplicables, los mismos que van desde la música tradicional hasta la electrónica.
Los acreedores del fondo serán anunciados, según el cronograma del Ministerio de Cultura y Patrimonio, el lunes 20 de octubre. Estos músicos o productores recibirán USD
2 500 por los derechos de reproducción y distribución de una canción; un sencillo promocional que será parte de un disco compilatorio cuya producción costaría USD 60 000.
Este modelo se ha aplicado desde la convocatoria del Fondo que fue realizada en el 2013 (la segunda de ese año). De hecho, esa producción, según Javier López, director del Fondo Fonográfico, habría terminado su fase de producción hace un mes y actualmente se estaría trabajando en el diseño de la portada y en la reproducción de los discos que se distribuirían principalmente con el diario El Telégrafo.
Lo cierto es que al iniciarse este programa en el 2012 el modelo era distinto. Tanto en ese año como en la primera convocatoria del 2013, el Fondo Fonográfico consistía principalmente en pagar al compositor ganador en cada categoría USD 5 000 por los derechos para reproducir y distribuir su disco de larga duración.
Bajo ese modelo ganaron 16 artistas ecuatorianos un monto que financió total o parcialmente sus producciones discográficas.
En ese sentido, músicos como el ganador en la categoría pop del 2012, Stich, ven más positiva que negativa la iniciativa estatal. “Los modelos toca inventarlos. Toca buscar los recursos. El Fondo Fonográfico solo es un eje; hay otros que se complementan y eso puede crear industria aunque sea difícil aún hablar de ella”, asegura.
Los artistas que ganaron en las dos primeras ediciones vendieron sus derechos por un tiraje de aproximadamente 2 400 copias en ambos años. En el primer año (2012), las mismas fueron distribuidas en tiendas informales, en 14 puntos de venta a escala nacional del Ministerio (museos) y con la revista Q del Municipio de Quito que distribuyó junto a su publicación 1 000 discos de un artista diferente cada mes (nueve en total).
De ese primer tiraje se ha agotado el ‘stock’. Sin embargo, de los ejemplares del 2013 aún hay un remanente de 500 discos, según López, quien alerta que “no nos conviene embodegar los discos”. El funcionario señala que si bien la función del Ministerio no es la de una disquera que promociona artistas, sí se habrían desarrollado estrategias para ayudar a los ganadores en ese tema.
“Brindamos un apoyo para que puedan desarrollar su carrera sin que eso signifique que nos hagamos cargo del resto de ella. Siempre hemos tratado de abrirles las puertas con presentaciones. También hemos tratado de meterlos en mercados y circuitos musicales internacionales, como este año que llevamos ganadores al MICSur en Mar del Plata o al Mercado Musical del Pacífico en Cali”, afirma el principal del Fondo Fonográfico.
Sin embargo, ganadores como Juan Carlos Terán (categoría trova en el 2012) recuerdan con cierta desazón los intentos promocionales del primer año.
“Fuimos a un festival en Loja donde la estrella era -el colombiano- Andrés Cepeda. Siete teloneros para Cepeda con sus dos horas de show me pareció fuera de lógica. (También) fui invitado a un concierto en Guayaquil donde fue penoso para compañeros que venían de varios sitios del país (presentarse) para 30 personas porque nadie sabía del evento. Son errores que no se deben cometer porque son desperdicios enormes de dinero, expectativa y emoción”, dice el cantautor.
No obstante, Terán al igual que la gran mayoría de los ganadores ven al fondo como algo positivo en la medida en que se promueve la creación. Ahora bien, desde esa primera experiencia hace dos años hasta la actual convocatoria se han hilado mejores estrategias de difusión. Este año, por ejemplo, la fase final de la selección se desarrollará desde las radios Pública y 40 Principales. El afán es que el público se empape con las mejores propuestas desde antes de la publicación del compilatorio.
Finalmente, López asegura que el Ministerio no puede lucrar con lo invertido. Sin embargo, recalca que se han encontrado mecanismos para valorar el producto discográfico a través de un pago, “sin que se convierta en un negocio”.