El octavo capítulo de ‘True detective’ cierra la primera temporada de esta serie y con ella también termina la historia de Martin Hart y Rustin ‘Rust’ Cohle. Dos detectives que han trabajado en la investigación de un asesino en serie por más de 17 años en el sur del estado de Luisiana e interpretados por Woody Harrelson y Matthew McConaughey, respectivamente.
Nic Pizzolatto, el profesor universitario de ficción y literatura, cuyo trabajo fue elogiado como uno de los mejores cinco debuts en el género de ficción por la revista Poets & Writters, en el 2006, por su colección de relatos cortos ‘Between here and the yellow sea’, ahora trabaja para darle continuidad a la serie más exitosa de la cadena HBO de los últimos tres años.
En el 2010, Nic Pizzolatto dejaba la cátedra universitaria al tiempo que publicaba su primera novela ‘Galveston’. Al año siguiente debutaba en televisión como guionista de dos episodios de la serie ‘The Killing’. A inicios de este año la cadena HBO anunciaba el estreno de una nueva serie policiaca que transcurría entre el drama, el crimen y el misterio con Pizzolatto al frente del guión y asistido por Cary Fukunaga en la dirección.
Con un primer capítulo que captó la atención de más de 2.3 millones de espectadores, el poder de ‘True Detective’ está en su estructura, una obra en tres actos, que se deshace de la estructura cronológica para jugar a dar saltos en el tiempo, una narrativa abundante en guiños cinematográficos y literarios y una clásica pareja de detectives contrapuestos pero con una interpretación refrescante.
Un éxito posible gracias a que la trama está concebida y ejecutada por un autor que construye todos los personajes y escribe todos los capítulos y una dirección que transcribe esa historia no solo en imágenes sino en sensaciones.
En ocho capítulos, ‘True detective’ va de una calma narcótica hacia un explosivo cambio de ritmo y de tiempo para terminar en un misterio resuelto pero de consecuencias inciertas, gracias al trabajo interpretativo de un actor de sobradas credenciales (Harrelson) y uno renacido desde las cenizas de las comedias más estúpidas que de un tiempo a esta parte sorprendió a muchos, encantó a la Academia y se convirtió en algo así como un gurú para los seguidores de ‘True Detective’ (McConaughey).
Una de las ventajas de que sea Pizzolatto quien llevé el guión y la cámara es que los primeros tres capítulos tienen un claro aire de David Fincher de ‘Los siete pecados capitales’, el cuarto cuenta con secuencias de acción del mejor pulso cinematográfico, el quinto emplea la elipsis magistralmente e incluye algunas tomas y momentos que remiten incluso a Terrence Malick. Y claro, la forma narrativa (dos tiempos, dos -a veces tres- narradores que aportan sus visiones sobre un mismo hecho) remite, entre otras, a ‘Rashomon’ (1950) de Kurosawa.
A todo eso se suma el cóctel de referencias literarias: a Lovecraft, a Thomas Ligotti y a Robert W. Chambers entre las más claras. Y también filosóficas: al Eterno retorno popularizado por Nietsche y al desencanto de Schopenhauer. Por último, no sería errado decir que Pizzolatto y sus personajes son una versión algo más gótica del propio Cormac McCarthy. Su traspaso a la pantalla, en ambos casos muy efectivo, es otra coincidencia.
Aún hay varias interrogantes que no se resolverán hasta el último episodio. Sin embargo, algo que sí reveló el director es que ya se trabaja en la creación de una nueva historia y personajes para una segunda temporada. La teleserie continuará sin McConaughey y probablemente sin Harrelson. El siguiente misterio ahora se centra en quiénes le darán continuidad a la serie.