En este 2022 Ilegales cumple 40 años desde la publicación de su primer trabajo discográfico y la banda española de rock celebra este aniversario con un nuevo álbum y una gira musical que pasará por Ecuador.
Desde el lanzamiento de sus primeros sencillos la banda nacida en Asturias, ha producido 11 discos de estudio, tres discos en directo, dos recopilatorios, un documental y más de una docena de sencillos.
El próximo 24 de septiembre volverán a presentarse en Quito, en el Ágora de la Casa de la Cultura, como parte de la gira ‘La lucha por la vida’.
En cuatro décadas de una vida dedicada a la música la banda liderada por Jorge Martínez se niega rotundamente a repetirse o dejarse absorber por una corriente musical. Así lo asegura en una charla que mantuvo con EL COMERCIO, a pocos días de su llegada al país para celebrar un nuevo aniversario.
40 años parecen pocos para una banda que no ha dejado de crear e innovar
Ilegales siempre ha sido un grupo que cree que el presente está hecho de pasado y futuro y coge lo mejor de ambas partes. Ilegales nace con miembros expulsados de otras bandas, porque lo que buscábamos era diferente. Además, Ilegales tenía una serie de virtudes que han formado su capacidad de resistencia a través de los años. Han sido unos 40 años brevísimos.
Podías haber sido un gran abogado, pero abandonaste la carrera por la música ¿Qué te impulsó a tomar esa decisión?
En mi familia había una larga tradición en la carrera de leyes, pero en ese momento eran mucho más necesarios músicos que se la jugasen y tuvieran la capacidad de saltar sin red. El rock sinfónico había devorado toda la escena musical de los años 60 y mitad de los 70 y las artes estaban como petrificadas. En España el clima tras una dictadura era como una olla de presión a punto de estallar y había que estar preparado para todas estas novedades que se iban a desarrollar en muchos años.
¿Qué es lo que el rock la ha dado a Jorge Martínez?
Estoy consciente de haber conocido el rock a los cuatro años, en una época en la que no se escuchaba con facilidad. Le debo muchísimo al rock por proporcionarme ese medio tan agradable en el que crecer. Aunque en los años 50 decían que el rock sería cosa de unos meses y luego que Ilegales duraría muy poco, bueno, 40 años después Ilegales seguimos aquí.
¿Y qué es lo que Ilegales le ha devuelto a la música?
Ilegales le hemos devuelto al rock vitalidad, lo hemos contaminado con otros sonidos, conscientes de esa capacidad que tiene para contaminarse y seguir siendo lo que es. El resultado ha sido muy positivo. Hemos utilizado esa capacidad para crear cosas nuevas y otras no tanto, pero sí muy efectivas.
Entre el 2011 y el 2015 hiciste una pausa con Ilegales para incursionar en un proyecto personal. ¿Qué te dejó estaexperiencia como músico antes de volver a la ‘ilegalidad’?
Siempre he apreciado muchos tipos de música y con Los Magníficos intentábamos una especie de cruzada para darle su sitio a estos otros tipos de música denostados injustamente. Así recuperamos tangos, boleros, cha cha cha, mambos e incluso el rock and roll más primitivo. Hay que intentar estas cosas locas siempre que sean valiosas, aunque estén condenadas al fracaso. Los verdaderos héroes acaban por fracasar. Era el momento para hacerlo, logramos grabar dos discos y cumplimos con una deuda.
En el riesgo está la victoria se dice y en el último álbum ‘La lucha por la vida’, Ilegales apuesta por un concepto que no había probado antes, el de las colaboraciones.
Las canciones de Ilegales son tan diversas y tan diferentes unas de otras que el experimento para celebrar estos 40 años se trata de que otros artistas muy distintos colaboran como Ilegales de pleno derecho en una serie de canciones y ha resultado perfecto. Esto demuestra que las canciones de Ilegales encajan bien con otros artistas.
‘La lucha por la vida’ es un disco que lleva el mismo nombre de la trilogía de Pio Baroja, un autor que coquetea con ciertas ideas del anarquismo. ¿Qué tan profunda es esa relación con la obra de Baroja?
Durante mis estudios en la escuela siempre buscaba lecturas amenas que me sacasen un poco del tedio y que me hiciesen crecer mentalmente. Así fue como descubrí a Baroja, un gran contador de historias y ‘La lucha por la vida’ es una trilogía interesante y también he sido influenciado por el primerísimo punk que ejercían los autores latinos como Marcial, Juvenal o Catulo, que con el prohibicionismo que está de moda hoy en día los censurarían a todos.
¿Es cierto que “si no luchas te matas” como dice la canción? ¿Cuál ha sido la batalla más dura en esta Lucha por la vida?
Hubo momentos en que se quería prohibir el rock and roll. El ‘Gran Hermano’ norteamericano quería acabar con la cultura española e introducirnos la suya. Pero sin poder lograrlo les quedó dos alternativas: ganar dinero con el rock en español o no ganarlo. Finalmente han decidido ganar dinero. Ese peligro que corríamos ha dejado paso a una proliferación de bandas que cantan en español y con textos muy elaborados y hemos pasado nuestra estancia en el desierto.
Ángel exterminador no solo resultó ser una canción profética que se anticipaba a las guerras desatadas en el último año, también es un tema afortunado que se grabó junto con Enrique Bunbury poco antes de que anunciara su retiro. ¿Cómo has recibido esta noticia?
Creo que Bunbury regresará a los escenarios porque está en su mejor momento. La parte que más me gusta de él es la actual y tengo la esperanza de que regrese porque algunos artistas son necesarios, como todos los artistas que están en el disco para que la música fluya por los caminos adecuados. Por eso las canciones que hemos elegido, las han seleccionado a ellos.
Ilegales desembarca por primera vez en Quito en 1985. ¿Qué expectativa tenía la banda de este lado del Atlántico?
Siempre tenía nostalgia de América incluso antes de haberla conocido. Tenía una idea, probablemente, muy romántica de América. Cuando llegué fue tremendo. Se nos había prohibido tocar algunas canciones como Eres una puta y nos burlamos un poco de aquello. Llegó un momento en que el efecto prohibicionista consiguió el efecto contrario y una gran parte del público empezó a corear la canción y eso me pareció liberador.
¿Aún persiste ese efecto después de tantos años?
Cría que ya había caducado el efecto liberador del rock, pero en ese momento me di cuenta de que estaba vivo todavía. Y he comprobado durante todo este tiempo que el rock tiene un efecto liberador. El rock es como los cubitos de hielo en una bebida, se van diluyendo, pero el ambiente va cambiando radicalmente, va mejorando, y la bebida se hace adecuada para ser ingerida y asimismo la vida es más digna ser vivida con el rock.
¿Cómo ha sido la relación de Ilegales con el público, en particular con el ecuatoriano?
Mi obligación es ofertar lo mejor de mí mismo y de la banda, conseguir que Ilegales fluya hacia el público dando lo mejor. No se trata de contentarlo, sino de darles algo valioso. Otros artistas me enfadan porque veo que solo intentan congraciarse con el público en vez de ofertar calidad, son unos tacaños y roñosos. Pon el corazón y ofértalo, puede que en ese momento no se valore, pero llegará un momento en el que digan: ¡qué regalo tan maravilloso! En Ilegales nunca hemos faltado a ese deber.