Después de alzarse con el Oso de Oro por ‘La teta asustada’ y llevarse el Teddy Award por su cortometraje ‘Loxoro’, la cineasta peruana Claudia Llosa es ya una vieja conocida de la Berlinale.
“Aquí me siento como en familia”, cuenta. Ahora, vuelve a aspirar al palmarés con la poética ‘No llores, vuela’.
La sobrina del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa narra en la única producción española a concurso una fábula de redención centrada en el reencuentro de una madre y su hijo, tras 20 años separados. Y como indica el título del filme, parte de lo terrenal para elevarse a un nivel casi místico de comunión con la naturaleza.
Llosa, de 37 años, traslada esta vez a sus personajes a un entorno inhóspito y hostil, en las gélidas llanuras blancas del norte de Canadá. “Sentía que quería volver a hablar de lo que me inquieta, pero sin acomodarme en un universo que permite con más facilidad tocar estos temas”, explicó sobre el reto de rodar en inglés y en una geografía muy distinta a la de su Perú natal. “En realidad, son temas tan amarrados a toda mi filmografía, pero que no se reducen a lo andino, a lo peruano”, dijo.
Igualmente, también en ‘No llores, vuela’ hay paralelismos estéticos con sus anteriores trabajos, pues de nuevo los silencios dicen más que muchas palabras y los elementos más cotidianos están cargados de simbolismo y poesía.
Con ‘La teta asustada’, Llosa consiguió además ser la primera peruana nominada al Oscar.