El gusto por la música surge de la necesidad y de las inquietudes y travesuras adolescentes, cuando con su primo Pepe Dredsner cantan en las reuniones familiares y luego en fiestas particulares. Foto: Archivo EL COMERCIO
Guayaquileño, nacido el 16 de septiembre de 1921, en el hogar compuesto por don Obdulio Rubira y doña Amarilis Infante. Estudió la primaria en la escuela de la Sociedad Filantrópica del Guayas y la secundaria en el colegio de la Sociedad Amantes del Progreso. No alcanzó a graduarse de bachiller, porque a los 14 años se vio obligado a dejar los estudios y trabajar para ayudar a la familia, ante la muerte temprana del padre.
Se ganó la vida haciendo de todo: fue vendedor, voceador, obrero, bombero, hielero, gasfitero, entre otras actividades.
Trabajó 36 años en los Correos Nacionales de Guayaquil, como cartero. al inicio tuvo problemas porque no conocía las calles; se valió de su bicicleta para recorrer en las noches y familiarizarse con la ciudad. Se jubiló en esa dependencia pública en 1990.
Su compañera de toda la vida fue Blanca Fanny Gómez Espinoza, quien se le adelantó el 20 de marzo de 2015. Tuvo cinco hijos: tres varones y dos mujeres y, numerosos nietos y bisnietos.
Los primeros acordes
El gusto por la música surge de la necesidad y de las inquietudes y travesuras adolescentes, cuando con su primo Pepe Dredsner cantan en las reuniones familiares y luego en fiestas particulares. La afición crece y aprenden a tocar guitarra e interpretar canciones mexicanas, por eso se ganan el apodo de ‘Los Mariachis’.
A doña Amarilis, que a la muerte de su esposo hizo de padre y madre, no le cuadraba que su Carlos Aurelio, anduviera tocando y cantando y, llegara tarde a casa. Le puso un ultimátum: si no viene temprano las puertas estarán cerradas y dormirá en la calle. La amenaza se cumplió, pero este tajante castigo se convirtió en una dulce melodía, pues al día siguiente apareció y le pidió disculpas, con una canción que la había escrito horas antes y que la tituló Perdóname madrecita. Esta fue su primera composición. No tuvo la oportunidad de estudiar música, todo fue natural y del corazón.
Se dio a conocer en público en el programa ‘La Hora Agrícola’ de Radio El Telégrafo, cuando tenía 20 años. Formó el dueto Vera Santos-Rubira, con Gonzalo Vera, quien sería prácticamente su maestro. Cantó con Olimpo Cárdenas, en el dúo Los Porteños. Con modestia decía que fue amigo de los artistas, pero no maestro de nadie. Pero los entendidos aseguran que los hermanos Jaramillo Laurido, entre otros, si recibieron sus enseñanzas. En una oportunidad en Samborondón, cantaron justos Gonzalo Vera Santos, Carlos Rubira Infante y Julio Jaramillo, haciendo un trío informal y momentáneo. Además, grabó con Julio ‘el pasillo’ Esposa.
Consagración artística
Los sueños y vivencias fueron sus fuentes de inspiración para las composiciones, arreglos e interpretaciones de más de 600 canciones, entre pasillos, pasacalles, albazos, vals, aires típicos y otros géneros musicales que han traspasado el tiempo y hoy son íconos y clásicos de nuestro pentagrama.
Hay temas emblemáticas como Guayaquileño, madera de guerrero, que la escribió en Quito luego de la derrota de la selección de fútbol del Guayas ante la de Pichincha; era para reivindicar el orgullo y honor de su tierra natal. Con esa convicción, maestría y estética poética aparecieron muchos otros temas como: Ambato tierra de flores, Esposa, En las lejanías, Playita mía, Mi primer amor, Quiero verte madre, Historia de amor, Chica linda, Venga conozca El Oro, Pedazo de bandido y tantos otros que han hecho historia y marcado la vida de varias generaciones.
Comprometido con la música nacional
Fue profesor de la Escuela del Pasillo Nicasio Safadi en el Museo de Música Popular Julio Jaramillo, en el Puerto Principal.
Era un enamorado de la música nacional. Es por ello que la promocionaba y difundía en el programa Sentimiento Musical Ecuatoriano que conducía en Radio Candente de Santa Elena. También como presidente de la Asociación de Artistas del Guayas, vicepresidente de la Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador, Sayce, y como congresista alterno impulsó el arte musical.
Don Carlos Aurelio Rubira Infante, un guayaquileño enamorado de su Ecuador, al que siempre le quería unido, sin regionalismos y luchando como hermanos por su progreso y bienestar. Como prueba de ese noble sentimiento de unidad nacional quedan las canciones que escribió para las provincias y ciudades del país, que se han convertido en verdaderos emblemas e himnos locales.
Su casa, en la ciudadela Las Acacias, al sur de Guayaquil, era un emporio musical. Se respiraba poesía transformada en canciones. Fotos, medallas, diplomas y otros recuerdos sintetizaban su larga historia artística y su aporte incalculable al Ecuador.
Reconocimientos en vida
Recibió varios homenajes y reconocimientos nacionales e internacionales:
En 1950, ganó en Chile el primer premio Improvisación.
En 1978 fue declarado Folclorista de América, en Bogotá-Colombia.
En 1988 la desaparecida Radio Tarqui de Quito, le hizo un justo homenaje, en el programa ‘Fiesta del Pasillo’.
En el año 2000, el Congreso Nacional le entregó la Condecoración al Mérito Musical Dr. Vicente Rocafuerte.
En el 2008, el Gobierno Nacional le confirió el Premio Nacional Eugenio Espejo.
En el 2009, la Universidad Estatal de Guayaquil, le otorgó el Doctorado Honoris Causa.
En el 2014 se crea en Guayaquil, el festival ‘El Alma llena de música’, con el premio Carlos Rubira Infante, para el ganador.
El Teatro Municipal de la ciudad de Santa Elena lleva el nombre del ilustre compositor.
En este 2018 fue elegido para ingresar al Salón de la Fama de los Compositores Latinos en Miami (EE.UU.). Estaba previsto que recibiera el premio La Musa el 18 de octubre.