Diego Borja Sánchez pidió a la corte de San Francisco que anulara el llamado que le hizo Ecuador para que declarase dentro del juicio que comunidades amazónicas siguen en contra de Chevron-Texaco, por supuesto daño ambiental.
Borja Sánchez grabó los videos que llevaron a la destitución del juez Juan Núñez, quien llevaba el juicio en contra de la petrolera en Lago Agrio. En la filmación, supuestamente se veía al juez prevaricando y en medio de un aparente intento de soborno de USD 3 millones.El juez desistió de tramitar el juicio y más tarde fue destituido por el Consejo de la Judicatura.
En los documentos entregados a la corte de San Francisco, Borja Sánchez; a través del prestigioso estudio de abogados Arguedas-Cassman & Headley LLP, pide no declarar. Dijo que Ecuador no es una persona jurídica y que no viene al caso dentro del pedido de arbitraje que persigue la petrolera en La Haya para invalidar el juicio.
Cristina Arguedas es la cabeza de un estudio de siete abogados muy renombrados. Ellos han defendido a millonarios deportistas como Kobe Bryant o a figuras de las corporaciones como Hewlett-Packard o Enron y ahora defiende a Borja Sánchez.
En EE.UU., un estudio jurídico cobra alrededor de USD 1 000 la hora por sus servicios. ¿Quién paga esos costos de Borja Sánchez? James Craig, vocero de Chevron-Texaco para América Latina, dijo a través de un e-mail que “Chevron está pagando”.
Cuando Borja Sánchez presentó los videos en el 2009, Chevron los entregó al Departamento de Justicia de EE.UU. y al Gobierno de Ecuador para que se hiciera una investigación.
Ecuador demandó a Borja Sánchez y como prueba presentó una conversación entre él y su amigo Santiago Escobar (vía Skype). Estas charlas, de ser verdaderas, retratan a Borja Sánchez como sin escrúpulos, que se vende al mejor postor.
En el video, Borja Sánchez dice: “Tengo muchos e-mails, muchas cosas (en contra de Chevron-Texaco ndlr) ¿Crees que me iba a lanzar al agua sin eso? Ellos son una m’ Tengo correspondencia de conversaciones que ni si quiera te puedes imaginar, pana. Es decir cosas de ellos, que no puedo hablar por esta vía porque tengo miedo, pero son cosas que pueden hacer a los amazónicos ganar así (hace un chasquido con los dedos)”.
Borja Sánchez, en su declaración bajo juramento enviada al juez Edward Chen, aseguró no tener ni haber tenido e-mails, fotografías o ninguna clase de documentos en su iPhone o en su computadora “que podrían mostrar que Chevron controló, administró o influenció en los análisis (de contaminación en el suelo amazónico)”. Aseguró haber salido de su natal Ecuador por temor a represalias y ahora está radicado en EE.UU.
Antes de verse involucrado, Borja Sánchez fue un contratista independiente de Chevron-Texaco. Su esposa, Sara P., trabajó para la empresa STL, contratada también por Chevron-Texaco. STL funcionaba en Lago Agrio y se encargaba de enviar muestras de tierra y agua para análisis en las oficinas centrales en EE.UU.