Los segundos artificiales pueden ser introducidos o quitados sólo a fines de junio o diciembre para evitar caos informáticos. Foto Referencial: Pixabay
La próxima noche del 31 de diciembre tendrá una sorpresa en la cuenta regresiva que da la clásica bienvenida al Año Nuevo: las agujas de los relojes de todo el mundo concluirán el 2016 con la atípica hora de las 23H59:60.
El hecho se produce debido a que los cronometradores del Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS) incluirán un segundo más para resincronizar los relojes con el irregular movimiento de la Tierra.
De hecho, los científicos explican que el tiempo se basa en la rotación media de la Tierra con respecto a los cuerpos celestes, sin embargo, pese a que casi siempre la rotación terrestre es la misma cada año, existen factores como la atracción gravitacional de la luna, los terremotos, entre otros, que pueden afectar en la rotación del planeta haciendo que la Tierra tarde en girar sobre su propio eje.
A razón de ello, según el portal La Tercera, el ajuste temporal, llamado segundo intercalar, es necesario pues la precisión de los relojes atómicos mundiales, que miden el Tiempo Coordinado Universal (UTC) terminan combinando mal con la rotación irregular de la Tierra.
Así también, que el 2016 sea un año bisiesto origina que la intervención IERS se vuelve necesaria, pues los años y segundos bisiestos son utilizados por el Servicio para regular el Horario Universal Coordinado (UHC), que es la medida con la que el mundo regula sus relojes y cronómetros.
En ese caso, según La Tercera, si la Tierra rota sobre sí misma más veloz o más lenta en 0,9 segundos, se recurre al segundo intercalar.
En 1972 fue la primera vez que se utilizó a este artificio. Hasta la fecha se han introducido 26 segundos bisiestos intercalares, siendo la última vez el 30 de junio de 2015.
Para evitar caos en los sistemas informáticos, los segundos artificiales pueden ser introducidos o quitados sólo a fines de junio o diciembre, brindando un espacio de seis meses para que todos puedan adecuarse al nuevo tiempo oficial.