Este martes, 04 de febrero de 2014, se efectuó una mesa redonda conformada por los dramaturgos: Patricio Estrella, Arístides Vargas, Patricio Vallejo y Fernando Moncayo. El conversatorio fue en el Centro Cultural de la PUCE, y trató sobre la dramaturgia para teatro en actores y títeres.
De entrada se planteó una pregunta a la que cada expositor argumentó según su interpretación: ¿Hay diferencias entre la dramaturgia para teatro y para títeres? Ante esta interrogante, Patricio Estrella –creador del grupo ‘Espada de Madera’– comenzó por diferenciar la interpretación de un personaje por el actor y por el titiritero: “Si el actor encarna, el titiritero materializa” afirmó.
Después de citar a algunos autores como Nietzsche o Mauricio Kartun, y sus apreciaciones sobre la dramaturgia y la función del dramaturgo, diferenció el papel del títere y del actor de la siguiente manera: “El actor por su lado tiene la capacidad de moverse en un escenario amplio, el títere tiene una capacidad de movimiento limitada por utilizar un espacio generalmente reducido; el actor tiene voz, al títere se la prestan; el títere tiene una capacidad de síntesis, el actor necesita de una serie de artilugios para condensar una idea; el actor crea un personaje, el títere es el personaje”.
Por otro lado, Arístides Vargas –quien fundó el grupo ‘Malayerba’– encontró difícil distinguir el universo dramatúrgico del teatro y del títere pues para él “es muy difícil saber qué es el teatro y a lo que llamamos teatro es a un espacio, y esa ambigüedad determina la naturaleza y posibilidad de que en ese espacio quepan muchas teatralidades, por lo tanto el teatro es una espacialidad, no una especialidad”.
Con esta premisa Vargas continuó su charla explicando lo que a su parecer diferencia al teatro con títeres del teatro actuado. En los títeres, dice el dramaturgo, no hay especulación de ningún tipo; en el actor existe la posibilidad de la especulación psicológica.
Con estas diferencias ya establecidas en la conversación, Patricio Vallejo (Contra el viento) y Fernando Moncayo (Rana Sabia) continuaron la charla reforzando las apreciaciones ya expuestas por Estrella y Vargas.
Vallejo se alineó más con la postura de Arístides Vargas, más bien encontró que tanto el teatro de actores como el de títeres “difuminan las verdades absolutas y los cánones. Moncayo si diferenció al títere y al actor y concluyo diciendo que “el títere juega con la magia, con el fetiche mágico lo que le hace ganarse al espectador de manera inmediata; el actor necesita un proceso porque es de carne y hueso”.