A García le obsesiona el silencio. Para plasmarlo tan próximo a su sensibilidad como es posible, viaja mucho. Y entre esos recorridos llegó a Brasil, Bolivia y la Patagonia argentina, donde en medio de la naturaleza encontró cientos de motivos para las 32 fotografías que comprenden su muestra ‘Naturaleza desnuda’. La exposición se inauguró ayer en la galería de arte Ileana Viteri.
Yo concibo el paisaje –asegura García- como un espacio de armonía. “Es una búsqueda de silencio. Y para ello tengo que estar en mi interior muy sola, silenciosa. Estas imágenes muestran espacios vacíos donde no se necesita la presencia del hombre. ¿Por qué tiene que haber gente?”.
‘Naturaleza desnuda’ es la primera exposición de la artista en 13 años. Es durante este periodo que se dedicó a viajar y a tomar fotos, porque como ella misma dice, para eso viajan los fotógrafos.
García pasó durante los ochenta una etapa de intensa actividad artística; fue un tiempo que no estuvo exento de satisfacciones, como las condecoraciones que recibió del Gobierno francés.
Marcela habla sin prisa. Se apasiona apenas se toca el tema de la fotografía, un tema que la llevó a vender Libri Mundi (a cuya cabeza estuvo por 16 años), para poder regresar a su obra. “Yo soy antigua”, asegura la artista, quien se siente más afín a la visión de paisaje de los siglos XIX y XX. “Ahora priman otras cosas, como la tecnología y la estridencia”.
En la muestra se incluyen trabajos digitales y analógicos, y en todos está presente el estilo que ha definido a García: ángulos agudos, líneas en la composición, fragmentos de paisajes en puntos donde se concentra la luz, texturas, horizontes y el vacío.
Este es un trabajo –explica – que se vino dando esporádicamente. “Todos los sitios fotografiados me impactaron. Desde las dunas en Brasil, hasta la Patagonia… siempre estoy buscando donde encontrar mis espacios”.
La artista prefiere trabajar en fotografía análoga. Uno de los retos más grandes para su muestra fue la selección de las fotos. Las imágenes tienen un sentido lineal. Parecen cuadros donde a partir de una línea que los divide en dos, el color empieza a difuminarse hacia arriba y abajo. Por ejemplo, la fotografía sin título de la serie ‘Salar de Uyuni 1’, tomada en Bolivia, donde el cielo y el océano parecen interminables, apenas separados por el horizonte. Lo mismo con los trabajos sin título de la serie ‘Laguna hedionda’ también tomadas en Bolivia, en el 2007, donde predominan las líneas rectas y la búsqueda de la soledad.
La fotógrafa ha expuesto sus trabajos internacionalmente en Roma, Sao Paulo y Río de Janeiro. Ha trabajado en libros de fotografía como ‘Paisajes íntimos’, entre otros. Actualmente prepara un libro de imágenes sobre el Yasuní, del cual es la editora. Además, trabaja en otro, ‘Paisajes andinos’, con imágenes de Ecuador, Colombia y Venezuela, destacando el valor de estos lugares como reservas naturales de agua.
Está ansiosa de trabajar con el color blanco. Es otra obsesión presente en ella. Para justificarlo cita una frase de Kandinski: “El blanco actúa sobre nuestras almas como el silencio absoluto”.