Desde ayer empezó en Quito la Maratón del Cuento. Escritores e ilustradores de seis países dictan seminarios sobre los personajes de la literatura infantil y sobre el arte de la ilustración. El cuento puede ser un acceso hacia la literatura. Su complejidad radica en el mismo hecho de ser un relato corto, cuyo reto es impactar en pocas páginas. El escritor Santiago Páez considera que tanto el cuento como la novela corta son un buen inicio para nuevos lectores. Asegura que “lo importante es que los niños y los jóvenes, sobre todo, no lean resúmenes o adaptaciones que hacen para colegios”. Aunque muchos los elijan, Páez cree que es lo peor que se puede hacer, “ porque ahí los chicos tienen un acceso desdibujado a la literatura. Hay que leer obras completas, y los cuentos son una buena alternativa”. En ellos se ve el verdadero trabajo en el lenguaje y de imaginación de los autores. En la librería Mr. Books hay un gran estante colorido dedicado a la literatura infantil. Rolando Pavón, su administrador, afirma que autores nacionales como Edna Iturralde, Leonor Bravo o María Fernanda Heredia tienen mucha acogida. En su ‘ranking’ de los más vendidos de lo que va del año, los cuentos para adultos no aparecen, pero ‘Leyendas del Ecuador’, de Édgar A. García y los trabajos ‘Cupido es un murciélago’ y ‘Fantasmas a domicilio’, de María Fernanda Heredia, están en la lista. Es una muestra de que el cuento ilustrado es una buena forma de lograr que los niños se involucren con la lectura y vean en ella un alternativa para su tiempo libre. Gonzalo Villacís ha contagiado su gusto por la lectura a su hijo Mateo. Al mediodía de ayer el pequeño le leía a su padre un libro ilustrado. La librería, además del parque, es uno de los lugares al que el niño prefiere ir. A Mateo le gustan los cuentos cuyos protagonistas son los animales. El escritor y crítico de literatura infantil Manuel Peña Muñoz (Chile) y el ilustrador Javier Zabala (España) participan en la Maratón del Cuento. Coinciden en que lo importante al elegir un cuento es que sea su versión original y no una adaptación. Además, debe tener un punto de vista original y no repetir historias comunes. Pero sobre todo, dice Peña, no es bueno que la literatura infantil se enfoque a lo didáctico o moralista, pues se trata de arte y no de textos educativos. El problema de lo didáctico -complementa Zabala- es que los libros se venden por prescripción de un maestro y hay canales específicos de comercialización de libros para escuelas. Por eso, él es selectivo al ilustrar obras infantiles y para público adulto. El objetivo de los personajes que crea tanto para obras propias como para las de otros es que quien vea las imágenes entienda la historia aun sin leer el texto. “Es una manera de ayudar a que el niño comprenda un lenguaje, un código que puede ser difícil para él”, dice Zabala. Para él, ese no es el único papel de la ilustración, pues cree que el libro ilustrado es el primer museo que ve el niño.El cuento es un género que no deja de gustar aunque pasen los años. Por eso, en Mr. Books son muy solicitadas los obras de Juan Carlos Onetti, William Faulkner, Primo Levi y Vladimir Nabokov. Santiago Páez cree que los buenos cuentos infantiles pueden ser leídos por cualquier persona. El escritor sugiere a los adultos que empiezan su incursión en la lectura o disfrutan de un buen cuento no perderse de obras de los escritores Horacio Quiroga, Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, Ambrose Bierce, Edgar Allan Poe o William Faulkner.