Una de las obras de la muestra Todo es un remix de Jorge Aparicio. Foto: Gabriel Proaño/EL COMERCIO.
Las obras de Jorge Aparicio desafían la idea de escultura como forma monumental, sus piezas son pequeñas; añaden volumen y color a objetos de la sociedad contemporánea, inclusive cosas tan cotidianas como joyas estropeadas.
El artista argentino, radicado en Guayaquil hace casi 30 años, mantiene abierta la exposición Todo es un remix en la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.
Las 24 piezas rehúyen a lo convencional, como una forma distinta de asumir la escultura. Se trata de jugar con la propia conciencia del mirar, dice el artista.
En ‘La Asamblea me mata’ cinco viejas hojas de cuchillo aparecen cruzadas sobre una base con una medalla al mérito. El ‘Contenedor nuclear’, un objeto cilíndrico de madera, con dos ruedas en los extremos, semeja un juguete infantil. ‘Kaminando, Kaminando’ combina una oxidada hoja de serrucho y un zapato diminuto de cerámica, sobre un espejo redondo que le devuelve la imagen al observador.
El artista, que lleva 6 años trabajando en las piezas, parte de algo que lo fastidia para convertirlo en volumen. “Las obras parten de algo real, de los elementos que te van asfixiando: la comunicación, lo político, lo social…”, indicó.
Robin Echanique, coordinador de la Pinacoteca Manuel Rendón Seminario, de la Casa de la Cultura, advierte que el artista utiliza nuevos códigos y símbolos para la escultura. “Aparicio incorpora distintos elementos y materiales mixtos con diversidad de objetos, integrando el color en un nuevo planteamiento, de gran imaginación”, señala Echanique.
La muestra Todo es un remix estará abierta al público hasta finales del mes de abril en la Casa de la Cultura (9 de Octubre y Pedro Moncayo), en Guayaquil, con ingreso gratuito.