Alejandro Lalaleo, directo de teatro y guionista.
En marzo del 2020 empezó una de las crisis más complejas del sector cultural. La expansión de covid-19 obligó al cierre de teatros, salas de ensayo, auditorios, entre otros, además que empezaron las restricciones para rodajes de películas.
La paralización de la actividad cultural develó un serio problema en este sector. Mientras que se incrementó el consumo de entretenimiento digital por el confinamiento, trabajadores como actores, guionistas, músicos, tramoyistas y demás se enfrentaban a la falta de contrataciones por la cancelación de eventos con público.
Tan solo en abril del 2020 se reportaron pérdidas por USD 12,9 millones en el sector cultural, según Sistema Integral de Información Cultural. Ya a finales de año, de acuerdo con las estadísticas del Servicio de Rentas Internas, la recaudación de impuestos de este sector fue de USD 23 046 096; es decir, un 34,4% menos que en 2019.
Para los miembros de este segmento, el 2020 fue un año caótico. En efecto, la Encuesta de condiciones laborales en trabajadores de las artes y la cultura, reveló que un 73,33% de 2 508 encuestados ha tenido ingresos inestables en los últimos tres años, lo cual se agravó con la crisis sanitaria.
‘Nos reactivamos por la Internet’
Karina Córdova
Mánager de artistas y productora
Cuando pasaron tres meses del confinamiento, los artistas que represento comenzaron a tener falta de liquidez. Así fue como empezamos a trabajar en transmisiones por Facebook y YouTube para reactivarlos. La primera fue con Paulina Tamayo y vimos que había potencial; sin embargo, mucha gente criticó que cobremos por el show, pero era injusto pensar que el artista no debía cobrar. En 2020 llegamos a tener 27 espectáculos ‘online’; eso es muy poco si comparamos que antes teníamos varios shows por semana.
Ángel Escobar Garzón, gestor cultural.
‘Hay una resistencia sostenible’
Ángel Escobar Garzón
Gestor cultural
Esta experiencia demostró que tenemos una resistencia que se traduce a una autosostenibilidad desde el punto de vista productivo. Y me refiero a la resistencia de las estructuras sociales y políticas actuales en el sector cultural. Un claro ejemplo es la continua ambigüedad del ejercicio del Ministerio de Cultura y Patrimonio como ente ‘rector’, que propicia una inadecuada interpretación de la Ley Orgánica de Cultura. El sector tiene el desafío de que se apoye promoción, distribución y circulación de los productos culturales.
Alejandro Lalaleo, directo de teatro y guionista.
‘La crisis nos obligó a crear’
Alejandro Lalaleo
Directo de teatro y guionista
Al inicio de la pandemia me enfrenté a dos cosas. Por una parte, el trabajo dentro de los teatros se paralizó, por lo cual me enfrenté a los despidos de personal y la reestructuración económica. Del otro lado, tuve mayor presión para terminar guiones para proyectos audiovisuales por la alta demanda del público confinado. En medio de todo esto, me di cuenta que la gente del teatro somos resistentes y estamos contracorriente. Este sector, a pesar de las crisis, no ha parado de producir y crear para sus públicos.
Susana Nicolalde, actriz y gestora cultural.
‘Se destaparon los problemas’
Susana Nicolalde
Actriz y gestora cultural
La pandemia fue un estremecimiento brutal. Nos obligó a ver hacia adentro; a revisar qué nos pasaba como sector y darnos cuenta que hace mucho tiempo estábamos aislados. La crisis destapó los problemas que teníamos. Lo virtual fue una posibilidad para no parar en nuestras actividades y mantenernos en contacto con el público. Fue una herramienta para proyectar nuestro trabajo hacia otras partes del mundo. Ahora el reto es crear alianzas para seguir trabajando y no rechazar la experiencia virtual.