En ‘La maleta viajera’ se utilizaron técnicas de actuación y stop motion. Fotos: cortesía Aldhea
De Cámaras a Camaradas es un proyecto de cine comunitario impulsado por la fundación Aldhea, con el apoyo de Acnur. De esta iniciativa surgen cinco cortometrajes enfocados en la movilidad humana, que serán parte de una campaña contra la xenofobia y a favor de la convivencia pacífica.
Los audiovisuales fueron producidos por jóvenes de siete países en situación de movilidad y acogida, que unieron y explotaron su creatividad en talleres realizados en Quito, Guayaquil, Cuenca y Machala.
Lorena Salas, directora ejecutiva de Aldhea, explica que la organización trabaja en procesos de educación no formal desde hace nueve años. El objetivo -dice- es crear espacios de trabajo colectivo enfocados en la creación, reflexión y concienciación sobre temas como la defensa del territorio y protección de derechos de los pueblos originarios y mujeres.
Este año, la organización aplicó esa metodología sobre el tema de movilidad humana. Se establecieron alianzas con colectivos y gestores culturales en los cinco barrios escogidos para organizar talleres de producción audiovisual con jóvenes entre los 15 y 30 años.
Durante 10 días, alrededor de 120 jóvenes fueron capacitados en escritura de guion, manejo de cámaras, sonido y puesta en escena.
En Cuenca se filmó en algunos de los sitios tradicionales de la ciudad.
“El cine activa algo en la gente que hace que dejen a un lado sus diferencias”, dice Salas. De este proceso surgieron cinco historias que muestran la situación de las personas que, por distintas razones, tuvieron que cambiar su residencia y los desafíos que enfrentan para integrarse a un territorio y una cultura distintos.
Ese es el caso de David Ospina, quien a los 6 años dejó su natal Colombia para mudarse a Ecuador junto con su madre.
“Al principio me costó encontrar amigos”, dice, al recordar el rechazo que enfrentó por parte de otros jóvenes y adultos debido a su origen y su situación familiar. “Pero Ecuador es un país más grande lo que se cree”, añade sobre la gente que también le ofreció su apoyo y solidaridad.
Ospina destaca iniciativas como De Cámaras a Camaradas, por ser un espacio que incentiva el intercambio de experiencias de vida, culturas y amistad. En el taller que se desarrolló en Cotocollao hizo buenos amigos, con los que creó el corto ‘La maleta viajera’, que muestra cómo una persona se siente desplazada en su propia casa, al punto de verse obligada a emprender un viaje lleno de incertidumbres.
Salas está convencida de que el cine es una poderosa herramienta de cambio social por su cualidad de promover el trabajo colectivo, su capacidad de difusión y la posibilidad de formar audiencias críticas.
Los cortos serán difundidos en espacios comunitarios, salas, festivales y redes sociales. Salas explica que se busca consolidar el proyecto como un espacio de formación continua, que permita replicar el proceso en otros territorios.