La población de vicuñas supera los 7 000 ejemplares en esta zona de Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
La expectativa que hay en las 13 comunidades que habitan en el interior de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo cada día es mayor. Ellos esperaron durante 29 años para que se iniciara el aprovechamiento de las fibras de vicuña.
El cuidado de los camélidos para su reproducción y desarrollar conciencia ambiental para proteger los páramos fue una lucha que les tomó a ellos, al Gobierno Provincial y al Ministerio del Ambiente (MAE), casi tres décadas.
“Antes esto era diferente. Lo único que se veía por aquí eran borregos. Hoy es diferente porque nos estamos esforzando y hemos hecho sacrificios para proteger el agua, los animales nativos y la vegetación”, cuenta Segundo Concha, presidente de la Asociación Comunitaria de Pulinguí, señalando las montañas que rodean su comunidad.
Él cuenta que en 1974 ese territorio era parte de una hacienda en la que trabajaron sus padres y abuelos. Ellos compraron las tierras tras la reforma agraria, y para subsistir y pagar los préstamos, se dedicaron a la crianza de borregos.
Pero esa especie, por ser introducida, estaba acabando con los páramos. Había al menos 4 000 borregos que aplastaban las almohadillas de agua (plantas que absorben la humedad y la liberan lentamente), con sus pezuñas; para alimentarlos, la gente realizaba quemas de pajonales.
Otro problema era la siembra de papas y mellocos, que cada vez se hacía en sitios más altos, por sobre la frontera agrícola. El paisaje natural del páramo empezó a cambiar al poco tiempo y cada vez había menos animales nativos como lobos, conejos, entre otros.
Cuando la Reserva de Producción de Fauna se fundó en 1988, empezaron las capacitaciones y las restricciones para alentar a los comuneros a cuidar el entorno y a disminuir la carga animal que estaba acabando con los páramos.
Pero ese proceso implicó toda una lucha. Carina Bautista, directora de gestión ambiental del Gobierno Provincial, explica que, a diferencia de otras reservas naturales en el Ecuador, esta es la única con habitantes en el interior. Es por ello que el desafío ambiental fue buscar alternativas para los conflictos socioeconómicos y culturales que se produjeron.
Ella dice que la lucha para que las fibras de esos camélidos pudieran aprovecharse no solo fue en el campo ambiental, sino también con las regulaciones y trámites burocráticos que debían cumplirse para que las vicuñas fueran aprovechadas sin causarles daño.
Es que se trata de una especie muy delicada, que hasta el 2013 se consideraba en riesgo. Cuando el proyecto se inició hace 29 años, Ecuador formó parte de un convenio internacional para rescatar a los camélidos debido a que en el mundo solo se contó 7 000 ejemplares.
Ese mismo año llegaron animales desde Chile, Bolivia y Perú, para su reproducción en la reserva. Los animales se adaptaron tan bien a su nuevo entorno que hoy hay una población de 7 183 vicuñas, y el grupo crece en un 11% cada año, por lo que la perpetuidad de la especie está asegurada.
En el 2013 los camélidos fueron retirados del listado de especies en peligro de extinción (sites 1), y fueron colocados en el listado de especies cuyas fibras pueden ser aprovechadas (sites 2). Eso debido a que en ese año un censo comprobó que había más de 5 000.
El crecimiento poblacional también causó inconvenientes en las comunidades debido a que los animales descendían de la parte alta y llegaban hasta los sembríos, o pastaban en las zonas de crianza de alpacas.
Esto fue un motivo para acelerar los trámites legales que permitieran su explotación. El Gobierno Provincial, y organizaciones internacionales, invirtieron cerca de USD 780 mil en tres consultorías para poder aprovechar las fibras. Una de ellas es la contratación de un experto peruano que capacita a los comuneros sobre la forma adecuada de capturar y cortar el pelo de los camélidos.
En las comunidades no se habla de otro tema. Ellos esperan convertirse en socios de la Asociación Nacional de Manejadores de Vicuñas que se formará pronto, y aprender más de los animales.
Trabajo
Sus principales actividades son la agricultura, ganadería y turismo comunitario.
Clima
La temperatura en esta zona fría andina es de 7 grados centígrados en promedio.
Población
13 comunidades habitan en la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo.
Etnia
En la reserva de Chimborazo se identifican con la etnia indígena Puruhá.