Matilde Chiluisa se muestra molesta por los montones de basura que sus vecinos depositan en la esquina de su casa. Ella reside en la Bella Argelia, en el suroriente de Quito. Desde las 06:30, los residentes del barrio colocan fundas de basura en la intersección de las calles El Ángel y La Merced. “Es impresionante la cantidad de moscos que hay”, expresa la lugareña con enfado.
fakeFCKRemoveEl problema se origina en los cambios en el sistema de recolección de basura que emprendió el Municipio de Quito.
Ahora los desechos permanecen en algunos casos más de 10 horas en la calle. “Dicen que el carro recolector va a pasar en la noche. En horas de sol, esta basura apesta”, se queja Ana Pozo. La mujer de 22 años también vive en la Bella Argelia y labora en un local de cabinas telefónicas.
Ambas mujeres coinciden en que desconocen los riesgos para la salud que genera la basura que permanece al aire libre durante horas o días.
Cecilia Silva, líder del servicio de Epidemiología del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo de Quito, pone énfasis en los potenciales peligros de los desechos, que son el caldo de cultivo para microorganismos.“Hay enfermedades que se transmiten por vía aérea, vectores o por contacto directo”.
La experta indica que el contagio de enfermedades es más común a través de los vectores. Estos son insectos u otros animales que actúan como portadores de microorganismos patógenos. Un ejemplo son las moscas, que al colocarse sobre la basura se contaminan de bacterias y a través de sus patas trasladan los microorganismos.
“Se posan sobre alimentos que no están protegidos. Estos a su vez son consumidos por las personas y luego causan gastroenteritis”, aclara Silva.
La gastroenteritis es uno de los males que se puede adquirir por esta vía. Se trata de la irritación e inflamación del conjunto del tracto digestivo (intestinos y estómago). Los síntomas son vómito, diarrea, malestar general y fiebre. El enfermo debe consumir muchos líquidos, pues puede deshidratarse.
Miriam Palacios, coordinadora de aseo y limpieza del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), advierte también de los riesgos de contraer tifoidea y hepatitis. La primera es causada por la bacteria salmonella typhi. La segunda es una inflamación del hígado.
Para que una persona adquiera estos males debe estar en contacto directo con los desechos. “Pensamos que la basura común no es contaminante, pero no es así. Hay estudios que indican que es más peligrosa que la basura hospitalaria”, precisa.
Palacios recomienda clasificar los desechos y reciclarlos. “Generalmente es basura común que está mezclada con otra contaminada”. Subraya, además, que el Municipio de Quito debiera capacitar a los ciudadanos para que este proceso se inicie en los hogares.
Soledad Terán, responsable del la Unidad de Gestión Ambiental del HCAM, encuentra otra complicación. Dice que mucha gente está malacostumbrada a botar la basura en las esquinas, lo cual se agrava con la presencia de perros, ratas y cucarachas. “Aunque lo limpien, ese sitio ya quedó contaminado. Vienen problemas de roedores, que actúan en la noche y que pueden morder a los niños. En Quito hay muchas ratas. Es una plaga”.
Palacios, además, pone el dedo en la llaga de otro problema: el de los enfermos, algunos con afecciones graves como el sida, que se curan en casa. En la misma línea, Terán señala que “de pronto, los que padecen estos males se inyectan, luego botan la jeringa sin encapuchar y alguien pudiera pincharse”.