La Policía alemana desalojó por la fuerza este martes, 17 de enero de 2023, a la activista sueca Greta Thunberg de una acción de bloqueo de grupos de activistas ambientales en las inmediaciones de la población de Lützerath (oeste), desmantelada para ampliar una mina de lignito.
Fuentes policiales confirmaron que Thunberg estaba en el grupo de activistas que este martes estuvieron en la zona de la mina de Garzweiler y que fueron desalojados del lugar, según informaciones de la televisión pública regional WDR.
La Policía justificó ese desalojo con el argumento de que permanecer en ese lugar era peligroso, por lo que procedió a llevarse, una a una y en volandas, a las personas que participaban en la acción de protesta.
Según ese medio, tanto a Thunberg como al resto de activistas se les transportó unos 50 metros fuera del lugar y se procedió a controlar sus documentos de identidad.
Activistas resistieron el desalojo
La población de Lützerath quedó acordonaba tras la demolición de sus casas, granjas y construcciones de madera en que durante varios días centenares de activistas se resistieron a su desalojo, en medio de un fuerte despliegue policial.
El operativo se dio por finalizado el lunes, tras salir voluntariamente de un túnel los dos últimos activistas que se habían atrincherado en un reducto de la población.
Sin embargo, el martes hubo nuevas acciones en otros puntos de la región, incluida la capital del Land de Renania del Norte-Westfalia, Düsseldorf; mientras un grupo de 70 activistas protagonizaba otra protesta, entre ellos Thunberg.
Desde el Gobierno del canciller Olaf Scholz se condenaron este martes los actos de resistencia mantenidos el fin de semana, que según el Ministerio del Interior llegó a ser violenta y obstaculizó la labor de los equipos sanitarios.
Hubo excesos policiales
Desde los movimientos medioambientales convocantes se ha asegurado, por otro lado, que la Policía actuó con una contundencia desproporcionada, incluidos golpes de porras en la cabeza contra los activistas.
El operativo policial se inició a finales de la semana pasada y el mismo viernes se habían desalojado todos los edificios de la población ocupados en los días precedentes por activistas.
Sin embargo, quedaban varios grupos de personas repartidas en unas 35 construcciones de madera instaladas en los árboles y otros lugares de la zona.
El sábado, una amplia alianza de organizaciones contrarias a la extracción de lignito y a la demolición de Lützerath celebró una marcha en la que también participó Thunberg.
Al margen de la marcha pacífica, grupos de manifestantes trataron de burlar las barreras policiales para acceder al pueblo acordonado y al borde de la mina a cielo abierto, por lo que la Policía utilizó cañones de agua, gas pimienta y porras, y llevó a cabo doce detenciones.
Contradicción en el Gobierno de Alemania
Desde la Policía se defendió esa actuación y se argumentó que burlar las barreras policiales no tiene nada que ver con una protesta pacífica, sino que es una manera de buscar de manera deliberada la confrontación.
Aunque el plan del Gobierno alemán es que el abandono del carbón en Renania del Norte-Westfalia se produzca ya en 2030, según el acuerdo suscrito el año pasado con la energética RWE a corto plazo está previsto incrementar la extracción de carbón ante la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania.
Más noticias relacionadas: