Thor es un ocelote que fue rescatado en Milagro. Foto: Cortesía
Thor pudo sobrevivir al fuego y a los machetazos, pero jamás recuperará su libertad. Este ocelote fue rescatado en noviembre del 2019, cuando apenas tenía cuatro semanas de nacido, en un campo en Roberto Astudillo, Milagro. 10 meses después, ya se encuentra saludable, pero debido a la pandemia, su rehabilitación se complicó y ahora tendrá que pasar el resto de su vida en un centro de fauna silvestre.
Eliana Molineros, directora de Fundación Proyecto Sacha, cuenta que el animal llegó hasta su veterinaria con una fractura expuesta en su pata posterior. Por las características del corte, los especialistas se dieron cuenta de que el animal había recibido un machetazo. Además, tenía algunos pelos quemados, lo que indicaba que pudo ser víctima de una quema agrícola.
El felino llegó en una edad crítica, cuenta Molineros. Al ser un bebé, necesitaba atención permanente. Pasaba en una incubadora y se alimentaba cada tres horas. En marzo de este 2020, cuando ya tenía la edad necesaria para ser trasladado a un centro de rehabilitación, se inició la emergencia sanitaria por el covid-19.
“Quedamos todos atrapados y ya no pudo ser enviado”, dice la especialista. En los procesos que tienen como fin la liberación del animal, el tiempo es un factor determinante. Al postergarse su salida de Proyecto Sacha, se retrasó el proceso del animal. Durante esos días estaba previsto que ya empezara a adquirir las habilidades para sobrevivir en su hábitat. Además, no había centros de este tipo que lo recibieran.
Molineros explica que un ocelote necesita entre 18 a 24 meses de rehabilitación etológica, para que tenga un comportamiento que le garantice la supervivencia en libertad. Si no son rehabilitados correctamente, corren el riesgo de caer nuevamente en manos de los humanos o de sufrir ataques.
El objetivo de estos procesos es que aprendan a realizar actividades como cazar, esconderse de sus depredadores y andar en árboles. Pero Thor perdió esa oportunidad. Este ocelote fue esterilizado y enviado a finales de agosto del 2020 a un centro de rehabilitación de fauna silvestre en Guayas. Allí permanecerá el resto de su vida.
Molineros dice que estos animales son algunos de los más afectados por las actividades humanas. Cada año, este centro recibe un promedio de 10 ocelotes heridos. Su rehabilitación es costosa y los centros de rescate dependen de las contribuciones voluntarias, por lo que se vuelve más complejo que puedan atender y rehabilitar a todas las víctimas.