Rodeada de libros y echando mano de anécdotas y frases ocurrentes, Mónica Varea se entrega a la tarea de tratar de entender la alcahuetería, que es uno de los caminos para entender las relaciones humanas. O que lance la primera piedra quien no haya sido alguna vez alcahuete o alcahueteado.
Nuestro diccionario dice, sobre la palabra mérito: ‘acción que hace al hombre digno de premio o de castigo’. Al observar el comportamiento animal, nos hallamos en la línea que separa lo instintivo de lo meritorio, lo irremediable, de lo que, elegido libremente, puede ser en el humano, virtud. Las acciones animales no han de calificarse de meritorias ni virtuosas, porque el destino de su condición puramente instintiva es decir siempre sí, sin espacio para la elección consciente, sin libertad. Pero, analógicamente, encontramos en los animales atributos y virtudes semejantes a los nuestros y, en el campo instintivo, incluso cierta superioridad. Animales humanos, nosotros, la palabra nos distingue, y no yerra don Quijote cuando, al buscar nombre para su caballo, quiere que este sea ‘alto, sonoro y significativo’.