Parte del atractivo del cine está en las cosas extraordinarias que suceden todo el tiempo frente a la pantalla. Pero cuando uno de estos acontecimientos adquiere una dimensión mÃstica, atribuida a una fuerza sobrenatural basada en la tradición de la Fe, el espectador tendrá la certeza de encontrarse frente a una pieza de cine religioso, como en el caso de ‘Un amor inquebrantable’.