En momentos de crisis de valores y atentados contra las libertades aparecen oportunidades que deben ser aprovechadas para conocer cuando se intenta copar con el pensamiento único. No importa la respuesta de las autoridades contra los que se atreven a dar sus testimonios sustentados, documentados y basados en hechos reales, con el fácil argumento que intenta convencer al público: es político y retrógrado, sin responder al contenido específico de las revelaciones. Más aún cuando se trata de menoscabar y distorsionar la tarea profesional militar, por la que han pasado más de veinte y ocho mil ecuatorianos, hoy en servicio pasivo. No jueguen con un tema sensible que no solo es económico.