El honor y la dignidad militar

En momentos de crisis de valores y atentados contra las libertades aparecen oportunidades que deben ser aprovechadas para conocer cuando se intenta copar con el pensamiento único. No importa la respuesta de las autoridades contra los que se atreven a dar sus testimonios sustentados, documentados y basados en hechos reales, con el fácil argumento que intenta convencer al público: es político y retrógrado, sin responder al contenido específico de las revelaciones. Más aún cuando se trata de menoscabar y distorsionar la tarea profesional militar, por la que han pasado más de veinte y ocho mil ecuatorianos, hoy en servicio pasivo. No jueguen con un tema sensible que no solo es económico.

El general de Ejército Ernesto González, reconocido militar que llegó por sus méritos al más alto rango en su fuerza y a los más altos cargos en el Ejército y jefe del Comando Conjunto de FF.AA., acaba de publicar una obra con gran contenido, titulado ‘Testimonio de un Comandante’. Por algo este Gobierno lo escogió para que dirija la Fuerza Terrestre y luego el Comaco.

El alto oficial esclarece hechos oscuros aún de un suceso condenable (el 30 S), señalado en su momento para registro histórico, del atentado contra el Primer Mandatario, en parte por su intolerancia e imprudencia como se lee en el libro. Nunca habla de secuestro ni golpe de Estado, como se vendió al país y al mundo, sino de retención, lo cual desvanece el discurso oficial, las acusaciones y contenidos de procesos judiciales.

Se refiere a temas fundamentales sobre las competencias de FF.AA., de las nefastas intenciones de disminuirlas y hasta cambiar su formación, sobre el fondo de la seguridad y defensa, de las nuevas amenazas de las que debe preocuparse a tiempo el país: el narcotráfico y el crimen organizado.

Analiza un hecho que lo cuestiona duramente y que defiende el honor y la dignidad militar (les da diciendo a los mandos que aunque no pueden ser deliberantes en público tampoco se les prohíbe decir las cosas internamente a las autoridades con respeto pero con firmeza) relacionado con las acciones judiciales contra exjefes de la institución con la acusación de crímenes de lesa humanidad, lo que rechaza con insistencia. En contraste, recuerda con lujo de detalles las acciones criminales de los grupos armados al margen de la ley, cuyos nombres cita entre altos funcionarios del Gobierno. Por ello recoge cuestionamientos a la Asamblea Nacional por homenajear a quienes socavaron el imperio de la ley y la institucionalidad, robaron armas, secuestraron, mataron, asaltaron bancos y hoy quieren afectar la imagen de la institución.

Como bien dice en la contraportada del libro el reconocido escritor y lingüista, Hernán Rodríguez Castelo, se trata de un gesto de valentía militar, en medio del gris y somnoliento vivir nacional, en el que el miedo a hablar puede haber acabado en miedo a pensar.

mrivadeneira@elcomercio.org

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