Aquella tarde, el malhechor llegó a la residencia donde vivía su víctima –a quien había visitado en muchas ocasiones- llevando en su brazo un abrigo que escondía el arma. A menos de una cuadra del portón principal de la residencia, la madre del victimario le esperaba para que luego del crimen –en cuyo preparativo había participado activamente- el asesino pudiera huir en el automóvil que ella conducía.
Después de ‘La fiesta del chivo’, ninguna novela histórica me impresionó tanto como ‘El hombre que amaba a los perros’, de Leonardo Padura. Como se sabe, la novela del escritor cubano más renombrado en la actualidad, comenzó a circular hace aproximadamente cuatro años. No voy a entrar en el análisis sobre el eje central del libro, el asesinato en México, en 1940, del líder soviético León Trotsky (Lev Davidovich), ni del romance que tuvo con Frida Kahlo, tampoco sobre los motivos que tuvo Ramón Mercader para asesinarlo con un bastón de alpinista, lo cual es narrado de forma cinematográfica por Leonardo Padura.