Fotografías históricas, manuscritos, libros y trajes de Juan Montalvo reposan en el Centro Binacional de Cultura. Este local, que funciona desde el 13 de octubre en las antiguas Casas de Aduana, que comparten Ecuador y Colombia en Rumichaca, fue declarado la segunda casa del escritor ambateño.
Con ello, las autoridades de Ipiales y Tulcán rindieron homenaje a uno de los pensadores liberales más importantes que ha tenido a lo largo de su historia republicana el Ecuador.
El homenaje a uno de los ambateños más ilustres tiene plena justificación, dado que Ipiales, Colombia, puede ser considerado su segundo hogar.Ahí se refugió varias veces, el ensayista y novelista, nacido el 13 de abril de 1832, cada vez que tuvo que dejar su casa de Ambato. El autoexilio fue la salida ante las persecuciones que sufría por parte de los entonces presidentes Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintimilla. Montalvo, a través de sus artículos, criticó la política conservadora de ambos, y todo ello está recogido dentro del material que conforma el patrimonio que muestra el Centro.
El que se haya erigido este espacio de homenaje, constata también que en Ipiales el pensamiento montalvino sigue vivo. Al menos, así lo asegura el poeta y escritor colombiano Julio César Chamorro, quien fue designado director de la Casa de Montalvo Núcleo Ipiales.
Chamorro es considerado uno de los estudioso de la vida y obra del maestro. “La verdadera importancia para Ipiales no radica en la estadía involuntaria de Montalvo en esta ciudad, sino que aquí creó sus mejores obras”, dice muy seguro.
Se refiere a ‘Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes’, una obra que trata sobre las nuevas aventuras de Don Quijote de la Mancha; ‘Geometría Moral’, que es un ensayo de corte universal, que gira en torno a la ética, la política y la religión; ‘Los siete tratados’, que es un escrito que recoge citas históricas, parábolas y ejemplos; entre otros textos.
La apertura de este museo binacional está aupada por las administraciones municipales tanto de Tulcán como de Ipiales. Durante la inauguración, llevada a cabo hace dos semanas, Julio Robles, burgomaestre de la capital carchense, invitó a releer la obra de Montalvo, a la cual calificó como “una herramienta hecha verbo, para entender el presente y el futuro”.
Entre tanto, el alcalde de Ipiales, Hernán Estupiñán, agradeció el apoyo del colectivo Cultural Cincel, la sociedad El Carácter y el Municipio vecino que permitieron la apertura de este centro de carácter único en la provincia y la región.
La Casa de Montalvo tendrá como misión principal difundir el pensamiento montalvino. Para lograrlo, su creadores aseguran que se organizarán visitas guiadas, conferencias, intercambios culturales y la venta de libros, de autores ecuatorianos y colombianos, que hablen de o estén relacionados con la vida y obra de Juan Montalvo.
El proyecto surgió por iniciativa del Consulado de Ecuador en Ipiales. Con ello se buscaba difundir el cariño que históricamente ha tenido el pueblo ipialeño al escritor ecuatoriano, quien bautizó a la vecina localidad del sur de Colombia como la ciudad de las nubes verdes.
La inauguración de la denominada segunda casa de Montalvo, una réplica de la casa montalvina que existe en Ambato, permite conocer más al escritor.
Algunos estudiosos de la vida de ‘El Cosmopolita’, como lo llamaban, cuentan que cruzaba el puente natural de Rumichaca para conocer noticias del país. Luego regresaba corriendo hacia Ipiales, con argumentos para continuar con sus textos.
También, Manuel Rosero Pinzón asegura tener la mesa en la que Montalvo escribió parte de su obra. Se cuenta que el escritor ecuatoriano fue acogido en Ipiales por Ramón Rosero y su esposa. Como muestra de agradecimiento especialmente a la hija de la pareja, Merceditas, de quien se dice estuvo enamorado, le regaló la mesa antes de partir hacia París. La mesa ha pasado de generación en generación y hoy Manuel Rosero posee esa joya que próximamente también será expuesta en el museo.
Entre tanto, se comenta que Juan Montalvo tuvo un hijo en Ipiales. Según César Chamorro, Julio Terán Erazo es bisnieto del escritor. Por su parte, Terán Erazo resalta que el intelectual ecuatoriano, un erudito de hablaba español, francés, latín, inglés y, posiblemente, griego fue consecuente con su pensamiento político, que le condenó a la pobreza en la que murió en París, el 17 de enero de 1889.