Los deslizamientos ocurridos en mayo en la av. Simón Bolívar a la altura de La Forestal causaron muchos problemas al tráfico de una ciudad desprevenida como Quito. Han sido 6 meses de congestión, de cierres, de desvíos, de contraflujos y de pérdidas económicas.
Mientras la empresa privada, que está ampliando la vía de Sangolquí a Pifo, trabaja día, noche y feriados, comiéndose rápidamente unas montañas parecidas, la empresa que realizó los trabajos en La Forestal trabajaba con horario de burócrata. Luego del estudio (que pidieron 3 meses más para acabarlo), los sabios municipales determinaron que la solución era cerrar un carril, poner unos barriles con pingos y unas latas y eso detendrá a la montaña.
El presidente Correa pedirá celeridad a las empresas que quieran ser contratadas por el Estado, obligándoles a que trabajen las 24 horas. ¿Por qué nosotros, pobres quiteños, debemos aguantar la incapacidad del Municipio que no trabaja al ritmo que la ciudad necesita?
Pronto vendrá el invierno, se caerá de nuevo la peña y seguro cobrará nuevas víctimas, mientras, el alcalde Barrera seguirá estudiando para reprobar el examen llamado Alcaldía.