Nadie conoce las calles del Centro Histórico de Quito como ella. Ha caminado por esas vías, religiosamente, día y noche, durante los últimos 29 años. Conoce los negocios antiguos, los nuevos, a los viejos vecinos y a los recién llegados vendedores ambulantes que intentan abrirse un espacio por esos rincones.
Son los encargados de recoger la basura de los lugares en los que no debería haber. En las aceras, la calzada o en los alrededores de los contenedores y las papeleras hay envolturas, papeles y desechos de comida que diariamente son recogidos por los barrenderos.