Acaba de morir Adolfo Suárez, el artífice de la transición española a la democracia moderna. Suárez fue capaz de conducir el proceso que llevó desde un país desgastado por la dictadura franquista que se extendió por cuatro décadas, y que solo finalizó a la muerte del caudillo, a un sistema político democrático que reconoció y dio estatus institucional a un abanico de tendencias políticas que parecían irreconciliables.
Posiblemente a las jóvenes generaciones el nombre les diga poco... Así es la historia: fugaz y capaz, al mismo tiempo, de devorar a sus propios hijos, tal como lo hacía Saturno. Y, sin embargo, Suárez, que acaba de morir y ser enterrado con los mayores honores, fue un personaje clave e indispensable, un auténtico estadista. Alguien que supo vivir con fuerza el momento presente, relativizar el propio pasado y pasar la página de una historia no siempre entrañable. Pero, sobre todo, supo mirar al futuro con decisión y esperanza.
El escritor español José María Gironella escribió una trilogía sobre la terrible guerra civil de su país (1936-1939) y su relato titulado "un millón de muertos" fue -talvez con alguna exageración- una síntesis del choque entre derechas e izquierdas. El desenlace fue el insólito gobierno del general Franco, con sus 39 años de dictadura ultraderechista (1936-1975).