El gran negocio del cacao no es la fabricación de chocolate, sino extraer la manteca de cacao que es absorbida por la industria cosmetológica para la fabricación de labiales, maquillajes, bases, cremas y un muy largo etcétera; debido a que estos cosméticos no se trizan en los rostros ante temperaturas frías y no se chorrean con el calor, permite alas mujeres parecer frescas, recién maquilladas y el rostro se siente elástico y juvenil; además, la formidable adherencia de la manteca de cacao, impide que estos maquillajes se corran con la lluvia … o las lágrimas. También es imposible que la manteca de cacao cause algún tipo de alergia o irritación.
Si ya había una sobre demanda de la manteca de cacao cuando las mujeres se maquillaban, ahora con hombres que se perciben mujeres, la demanda se dispara. Al ser Ecuador un país productor de cacao fino de aroma, uno de los mejores del mundo, se creería que esto nos beneficia, pero no es así.
El resultado es que muchos cultivos de cacao fino de aroma que produce pocas mazorcas y sucumbe fácil a las plagas, se están cambiando al cacao híbrido: el famoso CCN51 que produce el triple de mazorcas y es muy resistente a la broca, monilla, mosca blanca, nemátodos, ácaros y más peligros.
Además, Ecuador está saturado de falsificaciones, los grandes supermercados venden chocolate “de cobertura” y sucedáneos -léase falso- a precios muy baratos, lo que quita un enorme espacio al chocolate verdadero fabricado por pequeños productores, con indicación de la procedencia del cacao. Se debería agregar la variedad del cacao y los porcentajes de manteca de cacao, grasas industriales y de todos los demás componentes como almidones y harinas que usa la industria, que oculta los verdaderos componentes.
Y por si fuera poco, gracias al tratado de libre comercio con Europa, supermercados y cadenas de farmacias comercializan chocolates españoles económicos hechos con cacao africano, famoso por esclavitud infantil y por destruir las selvas para dedicarlas al monocultivo. Así que notenemos el consuelo que exportamos cacao a los europeos y les compramos chocolates hechos con nuestro cacao.