Cuando han pasado cuatro años de gobierno (es decir, el tiempo normal para un período presidencial normal) y cuando queda claro que el régimen ha decidido decantarse por un sistema cesarista con indiscutibles rasgos autoritarios, todavía quedan algunas personas que intentan navegar a dos o más aguas. Me refiero fundamentalmente a las personas que saben claramente a donde se dirige el país, pero que por conveniencias políticas reniegan de adoptar una postura ideológica y política clara y definitiva. Si no les molesta, he identificado tres tipos de estos navegantes de la mar océano:
1.- Los que usan a las carreteras como argumento: últimamente muchas personas (especialmente las de las clases más pudientes después de las vacaciones navideñas y de año nuevo) explican que este Gobierno, como ningún otro en la historia del país, ha construido carreteras. Arguyen que el principal mérito del Régimen ha sido la ampliación de los caminos y de las carreteras – evidentemente, sobre todo las que llevan a las playas- y que este logro por sí mismo merece que se apoye al Régimen. Me parece que los entusiastas de las redes viales se olvidan –con intencional amnesia- de que estamos a semanas de ir por enésima vez a las urnas para reformar una Constitución que fue aprobada hace poco más de dos años. Se olvidan también de que ha desaparecido cualquier resquicio de institucionalidad y de división y contención del poder, y que vivimos (aunque sea con aprobación popular) un Régimen de fuerza y de capricho. Si destruir es más fácil que construir, el argumento de las carreteras cae por el peso de su propio asfalto.
2.- Los que no necesariamente están con el Régimen, pero sí están con el proyecto: este es un fenómeno que afecta fundamentalmente a varios grupos intelectuales. Cada vez se escucha de más gente que, con cierta cuota de verguenza ajena, admite que no está con el Régimen (es decir, no necesariamente es partidaria del Gobierno), pero que está íntimamente convencida del proyecto político. Esta posición deriva hacia varias preguntas elementales: ¿qué es el proyecto? ¿Sigue siendo el proyecto acercarnos a Irán y a Libia? ¿No que íbamos a inaugurar una economía pospetrolera? ¿Qué pasó con los ciudadanos en la revolución ciudadana?
3.- Los que comulgan con las dictaduras: finalmente, dentro de la tercera categoría están los partidarios más sinceros, es decir los que creen a pie juntillas que la mejor vía es la vía de la fuerza y que ya era hora de que viniera alguien a poner orden y a resolver las cosas a rajatabla. Estos partidarios, que no siempre lo admiten, se lamen los bigotes con cada insulto y se frotan las manos cada vez que aparece un tolete o un uniforme camuflado.