CECILIA ALVEAR
En Nueva York la semana pasada durante la inauguración de la exhibición del cuerpo preservado del Solitario George, la legendaria tortuga de Galápagos, se descartó como “una idea loca” esta sugerencia: “George es una estrella de rock, ¿por qué no lo envían de gira?”.
Bueno, ¿por qué no?
El cuerpo de George se encuentra en exhibición en el Museo Americano de Historia Natural hasta el 4 de enero de 2015. Después se lo enviará a Quito. Esto enfureció a algunas personas en Galápagos, quienes expresaron su enojo en las redes sociales de que George no volviera a casa. Leopoldo Bucheli, el alcalde de Santa Cruz, donde George vivió durante los últimos 40 años, dijo a El Universo que era “una barbaridad”.
En respuesta, el Ministerio de Medio Ambiente de Ecuador envió un comunicado de prensa diciendo que la devolución de George a Galápagos podría ser una opción -en el futuro- pero que Quito sigue siendo la primera parada:
“Al momento, en Galápagos no existe un sitio así, por lo que basados en la información técnica se tomó la decisión de que, al menos por ahora, el cuerpo repose en un importante museo de la ciudad de Quito, por un tiempo”.
Construir un lugar adecuado costaría dinero para lograr un recinto con equipos para controlar el medioambiente y energía de respaldo para que siga funcionando durante los cortes de electricidad frecuentes en Santa Cruz. Por eso tiene sentido la idea de generar dinero enviando el cuerpo George de gira y cobrar admisión en los museos más importantes de todo el mundo.
El autor británico y columnista Henry Nicholls, que escribió todo un libro sobre el Solitario, dice convincentemente en TheGuardian.com:“Nos guste o no, George se convirtió en un ícono para Galápagos y para las especies en peligro de extinción de todo el mundo. Él puede no haber estado consciente de su talento, pero era capaz de comunicar el mensaje de conservación mucho más poderosamente y con más dignidad que la mayoría de los seres humanos. Creo que tenemos la obligación ética de permitirle continuar su trabajo en la más grande escala posible. Él debe ir adonde pueda hacer el mayor bien.
“Este lugar podría ser Galápagos. Podría ser Quito. Pero tal vez, en primer lugar, debería ser el mundo. #GeorgeWorldTour”.
El Museo de Historia Natural de Londres atrae a 5,4 millones de visitantes al año, mientras que el Museo Nacional de Historia Natural de París recibe casi 2 millones de visitantes. En Washington DC, 7,6 millones de visitantes al año pasan por el Museo Nacional. No se necesita mucho tiempo para darse cuenta de que una gira del Solitario George podría ser vista por millones de personas en todo el mundo. Y además continuaría su misión de educar al mundo sobre la necesidad de la conservación para prevenir aún más extinciones.
Y podría ganar suficiente dinero para comprar una morada adecuada en Galápagos, donde en última instancia pertenece.
Columnista invitada