Pasada la ola del difuso Socialismo del Siglo XXI que se pronosticaba cubriría América Latina, las aguas regresan a cauce y Ecuador, uno de sus impulsores, permanece en la retaguardia regional, entre los países con instituciones débiles y conflictos recurrentes.
En 2010 emergió un mapa político regional heterogéneo con preponderancia del centro y la izquierda pragmática. No hubo la inclinación hacia la izquierda chavista que algunos preveían. Todo indica que en 2011 continuará ese proceso. El Socialismo del Siglo XXI ha perdido piso y brillo.
Pero Ecuador se mantiene en una senda de refundación y crisis interminables, insiste en hablar de ese socialismo. Otros, prefieren hablar menos y hacer más por sus democracias. Como Chile, gobernado por la centroderecha, o Uruguay, por la izquierda.
Chile, es hoy el país el con más alto ingreso per cápita y mayor desarrollo humano de la región. Luego de un año terrible con uno de los terremotos más intensos de la historia, será uno de los que más crecerá este y los años venideros en Latinoamérica.
Uruguay, país que acabo de recorrer es uno de los lugares con mejor calidad de vida del mundo.Resaltan el orden, seguridad y el respeto a la opinión ajena.
Políticos y analistas declaran su admiración por esos países, donde el ruido político ni de lejos llega a los decibeles ecuatorianos.
Quienes radicamos fuera del país y trabajamos con círculos empresariales y periodísticos y en ocasiones diplomáticos, escuchamos observaciones de desencanto por el enredado y autoritario proceso que comanda Rafael Correa.
En 2008, en una visita oficial a México, Correa le dijo a su anfitrión, el derechista Felipe Calderón, que ya no estaba de moda la derecha y lo invitó a sumarse al Socialismo del Siglo XXI, cuya emblema es Chávez. Calderón río forzadamente.
Quizá Correa no se atrevería a repetir ahora tal invitación. Bastaría leer últimas reflexiones de Heinz Dieterich, uno de los padres de Socialismo del Siglo XXI. El sociólogo alemán dijo que el modelo chavista “flota a la deriva de sus contradicciones” y acabó con las ilusiones del socialismo.
Las encuestas indican que los ciudadanos de la región votan por ofertas que suenan razonables más que por filiaciones. En 2010 lo confirmaron en Chile, Uruguay, Colombia, Costa Rica y Brasil. Este 2011 habrá nuevas elecciones presidenciales en Perú, Argentina, Guatemala y Nicaragua y nada indica que la ola de izquierda chavista, si alguna vez existió, regrese. Quizá la excepción sea Nicaragua con el sandinismo, ese movimiento otrora luminoso devenido en olla de corrupción. En cuanto a Ecuador, seguirá en la retaguardia.