Ya es hora de cambio. El sector de combustibles es obsoleto. Invertimos USD 2200 millones en optimizar la refinería de Esmeraldas, y sigue produciendo combustibles de mala calidad. Importamos costosos combustibles de alto octanaje para mezclarlos con los nacionales y mejorarlos. Petroecuador tiene costos operativos elevados, y los combustibles se venden a precios inmutables al consumidor (no empresarial) desde el 2 000.
Por vender a precios fijos, tener costos operativos altos, y la importación de combustibles, el Estado pierde dinero, ahondando el déficit fiscal. Debemos migrar a combustibles de calidad internacional que no contaminen excesivamente ni dañen los motores, eficientemente refinados y distribuidos, y a precios que no requieran subsidio.
¿Cómo llegar a ello? Aquí sólo esbozaremos una de las vías posibles.
Primero, mejorar la refinación. Hacer lo que estaba supuesto a realizarse con la repotenciación, que solo repotenció el patrimonio de algunos funcionarios hidrocarburíferos. La refinería de Esmeraldas debe adecuarse para procesar algún crudo nacional (Napo, Oriente o ITT) y arrojar productos de calidad internacional. Podría seguirse añadiendo etanol, y para bajar costos podría también añadirse metanol. Segundo, fijar un precio de referencia para los combustibles. Por ejemplo, que se vendan como si el petróleo costase USD 42 el barril. Puede ser otro precio. Pero este coincide con el del Presupuesto, es aproximado al promedio al que hemos vendido en los últimos años, y como un barril tiene 42 galones, sale a USD 1 exacto el precio del galón de petróleo. Las refinerías recibirían el crudo a ese precio. En EE.UU., el costo de refinación es máximo 28% del costo del crudo, y la distribución y comercialización 34%. Si sumamos el IVA, nos da USD 1,80 el galón de gasolina o diesel. Es menos de lo que cuesta la Súper, que es una gasolina corriente en otros países. La Extra es impresentable.
Bajo el sistema actual, no hay incentivos para reducir costos. Si se entrega a las refinerías el crudo a USD 42 el barril, la refinación debe ajustarse para que no cueste más de 28 centavos por galón, y la distribución y comercialización 34 centavos, pues no habría subsidio, y el gobierno percibiría el IVA.
Para una segunda etapa quedaría que capitales privados construyan una nueva refinería, a la que se le vendería el crudo a USD 42 el barril. Los inversionistas harían negocio, sin necesitar reembolso del Estado.
Posteriormente, si el crudo se estabiliza a un precio más alto, podría subir gradualmente el precio de venta de crudo a las refinerías y el de combustibles al público. A USD 45 el barril ecuatoriano, el precio de la gasolina sería USD 1,94 el galón: a USD 50 el barril, USD 2,16 el galón. Mejor calidad de combustibles, fin del subsidio, y sin paquetazo.
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