El Gobierno asumió una postura importante y firme al revisar una parte de los millonarios subsidios a los combustibles. Un tema tabú.
Aunque las cifras del cálculo oficial sean debatibles, más o menos precisas, es verdad que con las montañas de dinero que hemos desperdiciado en subsidiar combustibles se pudo construir miles de escuelas ( no los mamotretos del milenio, claro) se pudo haber financiado gigantes obras públicas (varias centrales hidroeléctricas sin acudir al crédito usurero y a la obra de pacotilla de alguna empresa china) y hasta tener en niveles razonables de deuda.
Por cierto, si a esa cifra sumásemos lo que se voló por sobreprecios, coimas y demás lindezas, el Ecuador de hoy fuese muy distinto. La pobreza, menor, y la justicia social estaría más extendida, todo lo contrario a lo sucedido en tiempos de proclamas revolucionarias que alentaron grandes fortunas y un gabinete de prófugos de la justicia.
El tema de los subsidios de los combustibles siempre ha sido detonante de protestas sociales. La verdad es que en cualquier enero puede ser explosivo y máxime si estamos entrando a campaña electoral.
Pero si la mayoría de ecuatorianos se mueve en transporte público (solo el 27% utiliza vehículo privado) elevar en unos centavos el costo de los combustibles no afecta a los más pobres. No debe afectar. Por el contrario libera recursos para emprender en tareas urgentes, prioritarias como salud y educación, o las mencionadas.
Si los que más tienen pueden y deben pagar por una gasolina súper sin subsidio y los que menos tienen se movilizan en bus o en taxi y la mercadería se mueve en camiones que usan combustible subsidiado, parece una sana medida emprender en una compensación para el transporte.
Cabe recalcar que una parte de los choferes son empleados o manejan vehículos ajenos, y que además que hay verdaderos empresarios del transporte que pueden y deben prorratear ese costo y que sus economías no se verían afectadas si el cálculo de esa compensación oficial se hace de modo técnico sin que, como advirtió el Presidente, se traslade un solo centavo al usuario, eso sería inaceptable ya que en ese caso se alentaría una escalada de precios.
Por eso es que estos días el camino del diálogo es el adecuado, hace falta escuchar los cálculos de los empresarios del transporte, sacar un valor justo a la compensación y buscar métodos para que sea expedita. Sería bueno saber también de su compromiso para bajar accidentes y preparar profesionalmente a los choferes, muchos responsables de salvajes tragedias, y dar mejor servicio. De eso ni chus ni mus.
Ni las pedradas en las inmediaciones del Colegio Mejía y peor todavía una amenaza de un paro de transporte son el camino.
La mayoría hace sus sacrificios y no se le debe cargar las tinas sobre sus hombros. Y si van al paro siempre hay una solución. Rodrigo Borja decretó la movilización. Si los choferes no volvían al volante los militares hubieran salido a conducir. Santo remedio.