La crisis económica del covid-19 es de magnitud sideral. Es un cometa. Si nosotros usábamos metáforas de tempestades o terremotos para las agresivas recesiones pasadas, esto es un cometa. “Una crisis como ninguna otra”, así describe el FMI el golpe a nivel global, y –lo más importante– hay que considerar que el Ecuador estará bastante más golpeado que la media.
Para entender el calibre hay que usar términos comparativos. La crisis de los subprimes del 2008 fue la peor recesión mundial desde la Gran Depresión de 1929. En el 2009 ocurrió un fenómeno excepcional, una contracción económica global. Normalmente las crisis afectan a un sector o una región, pero a nivel mundial el progreso del resto de países lo compensa. No el 2 009, ese año la economía planetaria fue 1,9% inferior a la del año pasado. Bueno, la crisis del covid-19 generará una reducción de más del doble, 4,9% según el Fondo Monetario Internacional.
Pero la cifra mundial incluye a los que gestionarán mejor su economía durante la pandemia, y a los que lo harán peor. Latinoamérica estará entre los peores. Nuestra región tendrá un decrecimiento de 9,4%.
Por supuesto, a su vez este último porcentaje refleja tanto los países con buen desempeño, como los malos. Ecuador – sin que esto sea ninguna sorpresa – está entre los malos. Se prevé que nuestra economía se reduzca en 10,9%. Coloquemos esto en una perspectiva histórica. La crisis ecuatoriana que terminó con el sucre fue – con mucha diferencia – menos agresiva. En 1 999 nuestra economía tuvo una recesión de 4,7%, bastante menos de la mitad de lo que sufriremos este año.
Para terminar de entender lo que significa una contracción económica de ese nivel, hay que tener por referencia economías en guerra. La recesión de Siria durante el 2 014 – en plena guerra civil – fue de 14,7%. El decrecimiento del Ecuador coincide con aquella que ocurrió en Birmania durante los conflictos armados llamados del “8888” en 1988, de 11%. El desastre económico al que nos enfrentamos es equivalente al de una guerra.
Normal, el terremoto nos cogió en pleno chuchaqui. Nos gastamos lo que teníamos y lo que no (gastando todos los fondos, endeudándonos para pagar salarios a los funcionarios y para costear la corrupción) con la misma política durante 14 años. ¿Qué capacidad de supervivencia esperan ustedes que tengamos?
Y, claro, no quieren asumir su villanía. No quieren quedar para la historia como causantes de desastres. No quieren asumir la responsabilidad de desdolarizar, ni ser los que impusieron un corralito, entonces la estrategia es sobrevivir hasta las elecciones. No pagar a funcionarios, no importan durante cuánto tiempo. Endeudarse todo lo que se pueda. Aguantar. Que el infierno lo vivan los siguientes (y el pueblo, por supuesto).