Estoy investigando la tala de árboles de la Amazonía por parte de mafias peruanas. Entran a nuestra naturaleza, cortan árboles centenarios y los sacan a través de lor ríos por la frontera, sin ningún control. Las instituciones ecuatorianas devastadas, el sistema ético ciudadano por los suelos, no hay una red – social o jurídica – que impida la destrucción.
¿Qué es lo que más temo respecto al Mundial? Que el Estado de Qatar soborne a jugadores tricolores y se asegure un primer partido victorioso, un gran orgullo nacional (a costa del nuestro).
Están acostumbrados a delinquir a punte billete y nadie les dice nada. Nadie les para. Este Mundial es alucinante. Se comprobó que Qatar sobornó a directivos de la FIFA y federaciones regionales. Hay gente en la cárcel. Y, sin embargo, nadie les quitó la sede del evento.
Vale la pena repetirlo. ¡Les pescaron en la trampa! Hubo procesos judiciales – con todas las garantías – que lo verificaron, y determinaron que cabía la cárcel. Pero no se enmendó la trampa. Los corruptores miraron todo mientras reían, y se quedaron con su mundialote. ¿Cómo es eso posible? ¿De qué justicia hablamos, si al evidenciar un escándalo y requete probarlo, no hay consecuencias para una de las partes?
Y eso se dió con sistemas internacionales, más depurados, justicias con institucionalidad más dura. Y, respecto a nosotros, ¿qué les impide que sobornen a nuestros jugadores? ¿Será que los qataríes tendrán miedo del aparato de control y fiscalización ecuatoriano? Ja, ja, ja, ni riendo.
La corrupción podrá fluir como fluyen los troncos cortados fuera de nuestro país. Libre como el agua, sin una posibilidad de supervisión ni control.
Y, los pobres ecuatorianos, con sus caras iluminadas por la ilusión, gastándose sus platitas en sus camisetas, esperanzados en tener un alivio. No quiero ser de mal agüero, ojalá me equivoque. Pero es que no podré ver las caras de desilusión cuando caigan los goles, y yo imagine que hubo billete de por medio.