En España, Podemos acaba de ser casi sepultado y por el contrario VOX sigue creciendo. El discurso de la ultraderecha se basa en contradecir principalmente al progresismo. La lucha de la progresía es por cuestiones feministas, LGTBI, animalistas, migrantes. Los cuales, se convierten en argumentos para que la sociedad conservadora cuestione dichas propuestas.
Si bien esas luchas son loables y necesarias, hay otras que interesan a mayor cantidad de gente. La mayoría de estos movimientos hacen referencia a poblaciones puntuales, excepto la feminista. Pero, cuyo enfoque y forma obtiene el rechazo incluso de mujeres, las que no se identifican porque ven una disputa contra los hombres, y porque utilizan prácticas de linchamiento como la sororidad que es una forma patriarcal de revictimización, especialmente a varones con un prestigio en un algún campo. Es más, hay mujeres que no están de acuerdo con la paridad o que ellas accedan a puestos por el solo hecho de ser mujeres y no por sus capacidades o méritos.
Es decir, hay un error de estrategia y de táctica. El asunto de clase, antes lo principal y lo único, ha pasado a segundo término. Y la forma de reivindicar los derechos de las mujeres, lgtbis, etc., no puede ser mediante la imposición de leyes o a la fuerza, sino primero generando conciencia en la población para que luego sea naturalmente legalizado.
Entonces, lo adecuado como propósito, sería principalmente resolver lo económico o material, y paralelamente ir creando conciencia sobre lo demás, hasta que sea asimilado y aceptado. No puede ser una acción dictatorial bajo el argumento de que “los derechos no se consultan simplemente se los aplica”.
A la final, el progresismo es carnada para que los buitres tengan que comer. Los fachos que estaban en decadencia y desaparición han reflotado con fuerza. Por tanto, quien no puede mirar el todo y no puede trazar un proceso acertado está sirviendo al enemigo antes que yendo en su contra.