Luego de la primera vuelta electoral, el comentario generalizado es que en la segunda vuelta se elegirá entre el candidato más joven y la primera mujer que gobernará el país. Y si bien en el primer caso es correcta la apreciación, dado que hasta hoy el presidente más joven ha sido Jaime Roldós; en el segundo sería más propio decir que, de ganar, esta sería la primera vez que una mujer sea elegida en las urnas, pues otra ya gobernó el Ecuador, en el siglo XIX.
Durante la guerra civil de 1882-1883, mientras Ignacio de Veintimilla establecía su cuartel general en Guayaquilluego de proclamarse dictador, su sobrina, Marietta de Veintimilla, comandó la guarnición de Quito, donde “comenzó a ser la Gobernadora del Estado con más firmeza y tiranía que el papá… Ella ha sido el alma de la resistencia en Quito; ella sola ha gobernado estas provincias durante la ausencia del Dictador”, según recogía el periódico contemporáneo ‘Los Principios’.
En 1883, cuando las fuerzas de La Restauración, opuestas a Veintimilla, se disponían a tomar el Palacio de Gobierno, logró la adhesión de las tropas, que llamándola ‘La Generalita’ siguieron sus órdenes, hasta que finalmente el Palacio fue tomado y ella mantenida en cautiverio por varios meses, antes de ser desterrada.
Cabe preguntarse si es el presentismo, error conceptual que lleva a olvidar las condiciones particulares del pasado y considera que todo ha sido siempre como hoy; la heroización de mujeres por la historia, que al tiempo que las vuelve excepcionales elimina su acciones concretas; la falta de conocimiento histórico o la simple desmemoria lo que lleva a olvidar la participación de Marietta en los hechos históricos del país.
De todas maneras, ella ya lo decía en sus ‘Páginas del Ecuador’, donde cuenta su perspectiva de los hechos sucedidos en aquellos años: ‘conocedora de la justicia humana, ni aún la esperanza abrigué, de que mis sacrificios pudieran ser tenidos en consideración algún día’.