¿Recuerdan la lluvia de huevos? Yo quedé pasmado y maravillado ante la dignidad y valentía del pueblo ecuatoriano. El criminal – este título no es ninguna exageración – a su primer retorno, el país lo recibió a huevazo limpio. Este Ecuador – a pesar de lo que parecería por la actuación de sus instituciones – rechaza la corrupción y el autoritarismo. ¡Qué orgullo!
Ese grupete tiene apenas 25% de apoyo en el país. No hay duda alguna que la principal tendencia nacional es el anticorreísmo. Pero por su control en las instituciones, por los recursos con los que cuenta, por sus redes de funcionarios leales, ha logrado cooptar casi todo, menos Carondelet.
Seamos francotes – no importa si es con tongo o sin tongo – el principal campañero a favor del correísmo ha sido Lasso. Ineptitud, ingenuidad o malicia, ya qué importa. El hecho es que el país quiso librarse del populismo, y lo que le cayó fue un régimen que le tiende la alfombra roja. Solo falta que declare, ¡sea usted bienvenido!
Pero, el país no está compuesto por instituciones públicas, el Ecuador es por sobre todo una unidad de ciudadanos. Hombres y mujeres entre quienes yo tengo el honor y privilegio de vivir. Un grupo humano que ha sobrevivido, que ha construido, que se ha mantenido por más de 200 años.
Desgraciadamente, a este colectivo le caerá un tifón desgraciado llamado correísmo. Se viene a toda velocidad. Y, el encargado de impedirlo – Lasso – no está empoderado para actuar (yo diría que tampoco le importa). Pero esto ocurrirá por segunda vez. La primera nos engañó, nos mintió, desplegó pantallas de ficciones para esconder su mal verdadero. Ahora ya lo conocemos.
Entonces depende de nosotros prepararnos, unirnos, sindicarnos. Hay que coordinar la defensa de la democracia con la cooperación internacional. Hay que empoderar a las organizaciones de la sociedad que combatieron: Fundamedios, Yasunidos, etc. En aquella época yo me compré un altavoz para salir a las protestas. Voy a ver si tiene batería.