¿Y mi mamá? ¿Y mi tía de 80 años? ¿Van a disparar – a lo viejo oeste – cuando un delincuente se les acerque? A ver quién saca primero el arma…
Yo no sé disparar, no he usado una pistola en mi vida. ¿Es que ahora nos toca – forzadamente – a aprender?
Lo loco es que la Policía tiene un Protocolo de Actuación Policial con Armas de Fuego, Elementos Balísticos y Explosivos. Esto es porque – según el documento – “(el problema de las armas) es un peligro latente para el ser humano”, por lo tanto esta busca reducir el daño que los conflictos puedan causar a terceros, evitar balas perdidas, enfrentamientos armados innecesarios, etc. Los policías tienen ese Protocolo, los ciudadanos no, los nuevos usuarios no. ¿Cuántos ciudadanos tendrán el entrenamiento necesario? La minoría sin duda.
Cuando la conducción de la política se realiza en base a los dictámenes de las emociones y no de la razón, eso es el populismo. La democracia no es sólo el gobierno del pueblo, es la toma de decisiones colectivas en función de la razón – todos pensamos juntos y así tomamos las mejores decisiones -; el populismo es cuando tomamos decisiones con las iras, y el furor.
Por eso los cantos, los eslóganes, los gritos. “Votar por mí es como rayar con un tillo un Mercedes Benz”, esta frase de Bucaram lo expone perfecto. Cero propuestas, cero razones, es el voto a través de las emociones.
¿Reducir la violencia a través de las pistolas? No solo es paradójico y contraproducente; es un reflejo de los últimos giros de este Presidente. Volverse populista, sin importar si eso nos hace daño.
Tengámoslo claro, no son las mafias, es la sociedad ecuatoriana la que está podrida. Son los jóvenes que no están bien educados y no tienen perspectivas de futuro, ni de trabajo, ni alternativas. Es una clase media que desaparece y que no tiene estabilidad. A estas personas les vamos a dar armas. ¿Van a utilizarse para la defensa? ¿Dar más posibilidades de daño a una sociedad que está enferma de resentimiento, hambre y frustración?