¿Cuánto ha cambiado la realidad ecuatoriana respecto a los jóvenes y trabajadores desde 1985, cuando Juan Pablo II habló a miles y miles de asistentes, en su visita pastoral?
¿Qué podemos informar, con sinceridad y verdad, al papa Francisco quien nos visitará muy en breve, respecto al cumplimiento de las enseñanzas de su antecesor? ¿Quedaremos en deuda? ¿Evitaremos dar toda nuestra atención a discusiones, peleas y enconos originados y practicados en el mundo de la política local? ¿Estas prédicas pontificales deberían ser escuchadas por la clase política, empeñada en una guerra sin fin y sin cuartel? Recordemos.
Enero 30 de 1985. Escenario, Estadio Olímpico Atahualpa, Quito. Alocución del pontífice Juan Pablo II a los miles de jóvenes allí reunidos: “No ha escapado a vuestra reflexión el análisis de la realidad de vuestro país y el puesto que debe desempeñar la juventud en la sociedad ecuatoriana. Un joven no puede ni debe cerrar los ojos a la problemática del mundo que lo rodea”. … “Durante vuestro encuentro, y en otras jornadas de reflexión, habéis visto que la juventud ecuatoriana no puede convertirse en víctima de la droga, del alcoholismo, del sexo, de la violencia, del alejamiento sistemático de Dios, de un sistema educativo que oficialmente no tiene en cuenta la religión. Habéis constatado también que el joven de hoy vive en un mundo conflictivo y lleno de problemas, como el poder, la competencia, el consumismo. Por eso queréis permanecer justamente críticos ante la carrera armamentista, el racismo, los atropellos de los derechos humanos y de la dignidad del hombre”.
Enero 30 de 1985. Escenario, Plaza de San Francisco. Alocución de Juan Pablo II al mundo del trabajo: “Si miramos en concreto a vuestra situación, no podemos ignorar los momentos nada fáciles en que se encuentra vuestra patria en el terreno económico-social”… “A esto se añade el grave problema de la desocupación, del subempleo y de la falta de puestos de trabajo”… “Pero me duele, sobre todo, que sean principalmente los más pobres, los más débiles en recursos, quienes deban sufrir con mayor gravedad las consecuencias negativas de esta crisis económica”.
Y habló también a los campesinos: “En la historia del país no han faltado momentos, como aquel llamado “petrolerismo”, en que muchos abandonaron las faenas agrícolas para buscar otros medios de subsistencia en el área de la industria y de los servicios. Es innegable, sin embargo, que el trabajo del campo continúa teniendo un puesto de primer plano en la vida el Ecuador”. Sin duda “el mundo agrícola, que ofrece a la sociedad los bienes necesarios para su sustento diario, reviste una importancia fundamental, que no siempre se reconoce efectivamente”.
Escuchemos y practiquemos las enseñanzas del ilustre visitante, quien nos traerá mensajes de nueva vida.
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