Es hora de hablar sin tapujos. Ecuador está invadido por fuerzas extranjeras que disponen de moderno armamento, mientras la Fuerza Terrestre, la Fuerza Naval y la Fuerza Aérea permanecen en sus cuarteles. Y cuando el Estado deja de ejercer soberanía en una zona, otros copan ese espacio.
El país no puede seguir retraído como molusco mientras se deja el campo libre para que los poderosos carteles de la droga, incluyendo el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, administren justicia, vendan protección, y sustituyan al Estado en su primera responsabilidad que es mantener la convivencia y el orden social.
Habría sido vergonzoso si en el conflicto bélico limítrofe, las Fuerzas Armadas Ecuatorianas se habrían encerrado en sus cuarteles para dejar el campo libre a la invasión extranjera. Ahora, con el mismo patriotismo, valentía y decisión con que se enfrentó el Cenepa, deben tomar control de todo el territorio nacional con la intensidad y los recursos que sean menester en las actuales circunstancias. Todo ello, por cierto, con estricta sujeción a las normas constitucionales y el respeto al estado de derecho.
Tuve la satisfacción de ser ministro de Industrias y Comercio en el gobierno del General Guillermo Rodríguez Lara por casi dos años y medio. Me retiré cuando se alcanzaron tasas del más del 10% anual de crecimiento de la industria manufacturera y la presencia vigorosa de los empresarios nacionales compitiendo de igual a igual con los colegas de los países andinos. En esa oportunidad pude conocer por dentro el espíritu y el honor militar que caracterizaron a la mayor parte de los colegas del gabinete y al mismo tiempo paré en seco a algún despistado que creyó que habían tomado el poder para satisfacer intereses egoístas. Recuerdos a un lado, es hora de invocar al patriotismo de las Fuerzas Armadas para que cumplan, sin amilanarse, con la misión que la hora actual exige de ellas.