300 millones de dólares perdidos al incendiarse 80% de la infraestructura del Metro de Santiago. 720 millones de pérdidas productivas reportadas por las cámaras tras las manifestaciones en Ecuador. Muerte, saqueo e incertidumbre. ¿Cuál es la razón de la inusitada violencia? Sobre todo: ¿Cuál es el pacto razonable que debe prevalecer sobre el vandalismo?
En Chile, Ecuador, Haití, Bolivia, Argentina, Uruguay, Perú, República Dominicana, Brasil, México, Nicaragua, Bolivia, la misma Venezuela, Cuba y otros países, se están produciendo confesiones de sociedad, donde los mea-culpa en torno a la “brisa” generadora de violencia son del día a día.
El contrato social y democrático está en crisis: política, social y sobre todo económica. Esta crisis no solo concierne a los países latinoamericanos. También hay confesiones de debilidad de líderes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, la misma Rusia, China en Hong Kong, España y otras naciones desarrolladas, en las cuales la constante es apelar a un pacto social en problemas. ¿Preguntémonos qué ocurre?
La violencia inusitada contra los supermercados en Chile con saqueos e incendios en Quinta Normal, San Bernardo, o Independencia, llama la atención. La violencia y las muertes se produjeron en supermercados donde antes hubo huelgas, y donde finalmente, se reemplazó a cajeros humanos por máquinas más económicas.
Chile discute un texto en torno a las 40 horas laborales, cuyo debate ha girado hacia la flexibilización laboral. El gobierno anuncia aumento de salario mínimo aplicable a los empleados. Y la consulta es: ¿Se está discutiendo qué hacer cuando la tecnología reemplace a los trabajadores, y cuando más gente desocupada salga a las calles, y opte por querer dialogar así con el gobierno, desafiando al sistema?
Parecería que hay que mirar los conflictos globales, regionales y nacionales bajo una lupa de pacto social, económico, político y tecnológico, que amerita distribución, aporte de protección social, y dotación de ingresos mínimos garantizados a los hogares, para crear bienestar real. La reformulación inteligente de los sistemas instituidos para sintonizarlos con el reto de la cuarta revolución industrial, parecería que será la estrategia de salida en Chile.
Para Ecuador, la productividad es mandato. Los derechos de ingreso, salud, pensiones y educación están constitucionalmente garantizados. Salir solo es viable con diálogo racional en pro de una base social con fuerza pública y protección social. El nuevo orden que va naciendo es uno de regímenes fuertes en lo institucional, economías de productividad y sociedades de distribución a tono con la demanda social.
En Chile el diálogo de partidos, el uso de la fuerza pública, y la instauración de medidas compensatorias, operan ya al mismo tiempo. El pacto social de una economía cada vez más digital ha comenzado a nacer institucionalmente desde Santiago. Pronto lo hará en Ecuador. Lo está haciendo en el mundo.