En política es claro Maquiavelo cuando sostiene que el fin justifica los medios. Pero siguiendo la lógica de tan temible afirmación es válido también considerar que los medios -por acción u omisión- pueden perjudicar el éxito del fin. Estas disquisiciones pueden ser aplicadas a la situación política del país, donde la confusión -Chuky Seven, firmas nulas de adhesión electoral o embargo a la revista Vanguardia- deben ser consideradas como una compleja oportunidad que se abre en el escenario para que los aspirantes a dignidades nacionales se arriesguen al debate o a la confrontación con el poderoso régimen y primer actor electoral que amenaza con no detenerse ante ninguna situación que conspire contra su triunfo. ¿Cómo competir en estas condiciones? Allí está la oportunidad.
Cuando todo hace presumir que la victoria oficial puede ser holgada; es decir, en la primera vuelta y con mayoría legislativa surgen extraños episodios que solo se explicarían cuando un régimen está en descenso, jamás cuando está pletórico por un triunfo profético. Cómo entender entonces la pirotecnia jurídica del caso Chucky Seven o el enorme error del Consejo Nacional Electoral que descubre una gigantesca falsificación de firmas de adhesión. ¿Con qué base técnica las aprobaron o rechazaron cuando contaban con los padrones y las bases de identificación del Registro Civil?
Cómo explicar que por segunda vez se incauten los bienes e instrumentos de trabajo de la revista Vanguardia que es una voz de denuncias e indagaciones de los abusos y excesos de poder. ¿Una supuesta deuda de 20 mil dólares y recursos judiciales en curso, ameritan tamaña operación represiva? Qué daño electoral puede causar esa revista a un régimen que controla todos los poderes del Estado y por las razones que sea goza de una gran adhesión popular. ¿Hasta cuándo persigue a sus directores el fantasma de El Gran Hermano? No se entiende, desconciertan e intrigan estos hechos a pocos meses de las elecciones.
En estas condiciones del entorno político no debiera sorprender lo que pudiera suceder si algún medio independiente, una investigación periodística o un columnista pregunta por casos bochornosos como el de la valija en la que solo los perros son culpables o el caso de las avionetas que prevenidas por un avión de la FAE -esa arma que desplegó sus honrosas alas en el Cóndor- las obligue a que aterricen en una pista privada y no en la Base de Salinas.
Qué otra coyuntura esperan los candidatos para confrontar y debatir ante el pueblo esos y otros hechos que no pueden seguir permaneciendo en el ámbito de la sospecha o del secreto. En este sentido la oportunidad se vuelve en un medio que debe favorecer al fin y no perjudicarlo.
¿O acaso las muñecas de trapo no fueron una extraordinaria oportunidad para que León Febres Cordero se convierta en candidato y futuro presidente de la República?