Sabatina: ‘lección compuesta de las de la semana, que los estudiantes solían dar el sábado’. En Cuenca, hace muchos años, una niña de la escuela María Auxiliadora levantaba desesperadamente la mano para responder a cualquier pregunta. Ante su insistencia, la maestra le preguntó: -¿Quiénes eran los cuatro evangelistas? Y la niña: -‘Los cuatro evangelistas eran tres: Enoc y Elías’…
¿Qué habría respondido usted?; dígalo con la mano en el pecho. Al menos, se le habría escapado uno de los nombres de los evangelistas, de cuyo número, la verdad, tampoco me acuerdo…
Una especie de cuatro evangelistas son nuestros 4Pelagatos, que no son 3, sino 5, 7, una decena. Cada uno más interesante que el otro, todos con espíritu patriótico hacen un periodismo de investigación que a veces nos resistimos a leer, de puro doloroso, por verídico. Un periodismo que cuenta y ayuda a prevenir. Esta vez solo puedo glosarlos. Una de las últimas noticias es tan pavorosa que, de cumplirse, superará las pérdidas psicológicas y económicas que va dejando a su paso el coronavirus, y solo estará a la altura de la corrupción institucionalizada que inventaron el nauseabundo Correa y sus secuaces.
Martín Pallares escribe sobre Coca- Codo Sinclair; a su informe se añade el trabajo de un gran fotógrafo, Jorge Juan Anhalzer, que desde su avioncito súper liviano fotografía el paisaje, los ríos, los montes y, en este caso atroz, los daños que hemos ido irrogando a la naturaleza, sin que la mayoría del país haya podido saber cómo ni cuándo: “Todos coinciden en que más temprano que tarde, la feroz erosión del río Quijos, desencadenada el 2 de febrero cuando colapsó la cascada de San Rafael, terminará destruyendo la represa de captación de agua del proyecto Coca- Codo Sinclair y la estación de bombeo El Salado del oleoducto transecuatoriano. La catástrofe que faltaba al Ecuador no es algo lejano ni remoto. Si ocurre, el país habrá perdido la más grande inversión pública en la historia nacional. Aunque no hay coincidencia entre geólogos y técnicos sobre los motivos por los que colapsó la cascada San Rafael ni el proceso de erosión del lecho del río, parece, para la gran mayoría, que la construcción de la presa desvió los sedimentos del río, produciendo un proceso llamado de ‘aguas hambrientas’ según el cual las aguas que no tienen el soporte de sedimentos, socavan lo que encuentran a su paso”. ¿Puede hacerse algo para remediar el desastre inevitable? Sí, demandar a China, si los estudios previos del terreno fueron hechos por ella. Hacerlo ya. Prever. Urgir a Contraloría sobre los informes necesarios y ante esta construcción inconsulta, demandar.
Correa quiso convertir una obra prevista como mucho más pequeña, en esta hidroeléctrica: “los altos funcionarios presionaron para avanzar con la construcción del proyecto porque un nuevo estudio habría tomado varios años y no querían retrasarlo”. A dos pasos llegará el resultado de sus apuros, de sus ansias por mostrarse, de su contagiosa megalomanía.