Se trata de lo que paga el país por la emisión de los bonos de la primera y segunda ventas por USD 750 millones cada una. La oferta circular de venta de los bonos ecuatorianos dice claramente que la República del Ecuador podrá emitir, de tiempo en tiempo, bonos respetando siempre la tasa de interés del cupón, esto es el 10,5% anual y el plazo de vencimiento, es decir, septiembre 2020. Por lo tanto, lo que sí puede modificar es el precio de salida de los bonos. Para que se entienda, si el precio de salida de los bonos es mayor y la tasa de interés de cupón es siempre la misma, 10,5% anual, el rendimiento baja y viceversa, si el precio de salida es menor y la tasa de interés se mantiene, el rendimiento será mayor.
Tal vez otro ejemplo es necesario: si usted arrienda su casa a USD 1 000 mensuales y su casa vale USD 100 000, ¿cuánto representa el arriendo en el precio de la casa? Pues el 1%. Ese 1% es la tasa de interés del cupón. Si mañana su casa sube de precio en el mercado y ahora vale USD 120 000 y el arriendo es el mismo, pues los USD 1 000 de arriendo ahora representan el 0,8%, es decir, el “rendimiento” ha bajado.
La explicación anterior va dirigida a señalar que el país va a seguir pagando por las emisiones amparadas en este esquema el 10,5% de interés anual, lo que va a variar es el precio de salida de los bonos. Si estos están, lo que se llama sobre la par, es decir, sobre el 100% del valor nominal del bono, el rendimiento será menor, y viceversa si el precio es bajo la par, es decir, menor al 100% de valor nominal del bono. El Presupuesto del Estado tendrá que pagar a lo largo de la vida de los bonos, 5 años, siempre el 10,5% de interés anual, lo que cambia es el rendimiento que tendrá el inversionista que compra el bono, pues si paga más de lo que dice el papel de bono el rendimiento que recibe será menor, pero el país no se beneficiará de ese cambio del precio. Sigue siendo, lamentablemente, un altísimo costo el que paga el país por estas emisiones.
La técnica fiscal dice que el resultado primario de presupuesto, que es la diferencia entre los ingresos y los gastos sin tomar en cuenta el pago de intereses de la deuda pública, debe ser igual o mayor al valor que se paga por esos intereses. Si el resultado fiscal es menor al pago de intereses de la deuda o, peor aún negativo, se está pagando la deuda vieja con deuda nueva, es decir, cerrando un hueco abriendo otro. El déficit primario de presupuesto es aproximadamente de 4% de PIB, es decir, un desbalance enorme que ratifica el acelerado proceso de endeudamiento del país dada la magnitud del desequilibrio fiscal.
Queda claro, entonces, que no ha bajado el costo de la deuda que estamos contratando, como también debe quedar claro que este manejo de la economía refleja que nunca estuvimos preparados, que la disciplina fiscal no tiene color ideológico y que la gestión económica no merece aplauso alguno.
Mauricio Pozo Crespo