Aparte de almacenar CO2, producir oxígeno, reducir la temperatura a su alrededor, disminuir la velocidad del viento, los árboles generan un ambiente ecológico para las aves y las personas. Modifican el paisaje y en las laderas de los cerros ayudan a evitar la erosión, retienen parte de las lluvias para evitar inundaciones. Son innumerables las funciones que cumplen los árboles en el medioambiente. Por eso, me detengo un rato para reflexionar y simplemente contar lo que observé hace pocos días.
Me atreví, después de 10 años, trotar nuevamente por las laderas del Pichincha. Específicamente desde la Mañosca, cruzando la avenida Occidental. Los primeros kilómetros y desde hace ya bastante tiempo, permanecen urbanizados, las calles bien adoquinadas, pocos árboles en las veredas, pero en términos generales todo limpio y ordenado. Da la impresión que esas urbanizaciones son el límite natural y que más arriba, en las laderas más escarpadas, no hay espacio o no debería haber para nuevas construcciones.
Mientras subía escuchaba el fuerte ruido de motosierras. Además de los caminos por donde siempre han subido los vehículos que llegan hasta donde están instaladas las antenas de televisión, radiodifusión y telefonía móvil, pude ver que se abrieron otros senderos en medio del bosque, para lo cual se talaron eucaliptos. Se supone que esos senderos no deberían ser para facilitar el desarrollo de nuevas urbanizaciones.
Cuando el ruido de las motosierras era más cercano vi a tres trabajadores, todos muy bien equipados con ese aparato para derribar árboles con un mínimo de esfuerzo. Sobre el camino empedrado, que siempre lo había visto despejado, decenas de ramas, no solo de eucalipto, dificultaban el paso. Un poco más arriba una vaca parecía que estaba perdida y a pocos metros un caballo. A un costado del camino, varios troncos gruesos de eucalipto, casi al frente otro montón de la misma especie, pero mucho más delgados.
Entiendo que el eucalipto es un árbol que crece más rápido que otros y que incluso desde el mismo tronco cortado nacen nuevos brotes. Lo que me preocupó es que por cortarlos también se talan otros árboles o arbustos nativos y que, en el entorno, anidan pájaros, hay insectos, pequeños reptiles, conejos, etc. Alrededor de una pequeña planicie donde muchas veces vi a jóvenes practicando un juego de estilo militar, pero con balas de pintura, prácticamente no quedan árboles.
No estoy acusando, simplemente relato lo que presencié. ¿Las personas que estaban en las laderas del Pichincha cortando árboles tenían los permisos de rigor? También es probable que los árboles tengan dueño y que algo hará con los troncos cortados. Espero que sea un caso aislado, que no serán talados más bosques y que en caso de un invierno con fuertes lluvias no ocurran aluviones.
@flarenasec