Esas izquierdas locas de los años 60, las que tomaron las armas y tenían la revolución a la vuelta de la esquina, son recreadas de manera formidable por el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, en su novela “Volver la vista atrás”, un sabroso y sesudo relato de la historia de una familia, particularmente de uno de los integrantes. Como buena novela, mezcla la ficción con la realidad histórica, sustentada en la investigación.
El libro se concentra en los años 60, y a través de los protagonistas nos introduce críticamente en la revolución cultural china, y en los entretelones de una de las nacientes guerrillas colombianas, destacándose la descripción en esa mezcla de religión y política, y de dogmatismo extremo, con el que los revolucionarios asumieron la lucha por el cambio social.
En China: “Todas las mañanas, después del desayuno y antes de comenzar la jornada, los trabajadores se reunían en un salón sin muebles, delante de una enorme foto del presidente Mao adornada con banderas y guirnaldas de flores artificiales. Y entonces le hacían peticiones en voz alta: que los guiara por el camino correcto para que la producción fuera buena; que les permitiera cumplir los planes diseñados por los directores; que los protegiera de los accidentes de trabajo. La misma escena se repetía al final de los días, antes de la cena, con los mismos trabajadores de la mañana y terminaba con el mismo grito combativo: ¡viva el presidente Mao!”… En otro párrafo: “…ustedes en su país, tienen un Dios muerto. Nuestro Dios está vivo. ¿Por qué no vamos a hablarle?”
Han pasado casi sesenta años de la Revolución Cultural china y los dogmatismos de derechas e izquierdas no han disminuido, sino que han aumentado, expresados en una gama más amplia de “ismos”. Esta gran novela de Juan Gabriel Vásquez ayuda a enfrentarlos. La literatura, la historia, la filosofía y las otras ciencias sociales son los mejores instrumentos para crear pensamiento crítico. Este tipo de libros hay que llevar a las aulas.