Uno de los problemas de los presidentes de la República es que los círculos que les rodean no les dejan ver más allá de sus narices. Solo le pasan lo que quieren que conozca y conforme pasa el tiempo el bloqueo es más férreo. No es un problema solo de ahora, pero cuando el poder enceguece y obnubila, el tiempo se encarga algún día de pasar factura porque no es eterno y los primeros que huyen son los integrantes del grupo cercano.
El ejercicio del poder desgasta, se profundiza la corrupción, que galopa con fuerza y solo se escuchan discursos contra quienes denuncian. Es decir, hay que deslegitimar a los denunciantes y a quienes investigan y revelan los hechos a una sociedad indolente e indiferente, como si los recursos en juego no fueran del país, en parte generado por el pago de impuestos. Bien decía el filósofo español, Miguel de Unamuno, que hay ladrones que predican contra el robo para que no les hagan competencia.
La historia registra los hechos que se repiten. La impunidad ha sido y es la que se impone. Basta revisar los casos de ayer y de la actualidad. Tanta irregularidad que queda en el olvido y actores que vuelven a la escena política como si nada. En vísperas de la “toma de la justicia”, como se anunciara en la última campaña, la Contraloría reveló que ha hecho 7 201 acciones de control en esta administración; 9 978 glosas por más de USD 433 millones y envió a la Fiscalía 783 informes con indicios de responsabilidad penal, de los cuales solo ocho casos fueron sentenciados. Por confesión del Contralor en Ecuadoradio, los daños cometidos son enormes, con el comprometimiento de ingentes recursos, muchos casos archivados e impunes. ¿Se va a enterrar esto?
Si bien la principal responsabilidad tienen jueces y fiscales, también el Régimen ha permitido que altos funcionarios o ex ministros y ministras salgan libres de esto. Los casos de los come cheques, las ambulancias, irregularidades en los ministerios del Deporte, Salud, Transporte y Obras Públicas, Agencia de transporte terrestre, BNF, centenares de contrataciones con declaratorias de emergencia, entre otros. Allí están los casos y los testimonios de la Contraloría y la Fiscalía.
Otro ejemplo más de corrupción actual: las irregularidades en la importación del BNF en el 2009 de 39 000 toneladas de harina de trigo argentina (producto dañado, igual que el arroz con gorgojo del pasado). Dejaron vencer las garantías y no se pudo recuperar el valor del siniestro, aunque luego la empresa reconoció menos de lo presentado por el banco, pero posteriormente éste tuvo que reconocer más de USD 2 millones por la no ejecución del contrato. Hay otros casos con irregularidades (compra úrea). Por todo esto es bueno decirle al poder que no me crea. Investigue, actúe y evite que hagan lo de los gatos, tapar con tierra.