Quiero saberlo todo. Quiero estar dentro de tu cerebro y lavarlo a placer. Quiero tener el control más absoluto sobre todo lo que me rodea, divino y terreno. Quiero inundarte de propaganda para que solamente pienses en mí, para que solo creas en lo que yo te digo, para que no tengas otra cosa en tu pequeña mente ratonil. Quiero bombardearte con información para que no tengas otra opinión, para que no puedas discernir entre el bien y el mal, para que no se te ocurra tener criterios propios. Quiero ser tu señor feudal. Quiero ser el patrón y el cacique de tu cuerpo y de tu alma. Quiero tenerte a mi merced las veinticuatro horas del día, siete días a la semana, trescientos sesenta y cinco días al año.
Quiero que en la televisión solamente aparezca mi perfil. Quiero que en las radios solamente se hable de mí. Quiero inspeccionar lo que digan las redes sociales, no quiero permitir nada adverso, nada dudoso, nada sospechoso. Quiero que haya una sola verdad y que esa verdad sea la mía, a mi imagen y semejanza. Quiero que haya una sola versión de los hechos. No quiero controversias. Quiero que exista una sola ideología y que sea, como no puede ser de otra manera, la mía. Quiero revisar tus correos electrónicos. Quiero escuchar tus llamadas telefónicas. Quiero abrir tus cartas y tus sobres. Quiero intervenir en tu vida privada. Quiero decirte qué leer y qué no leer. Quiero decidir cómo educas a tus niños. Quiero ser yo el que prohíba y permita. Quiero ser el que tenga la última palabra, quiero ser yo mismo el que tenga la primera y la penúltima palabra.
Quiero tener lacayos. Quiero que me rindan pleitesía. Quiero que hagan genuflexiones cuando paso por los corredores. Quiero acatamiento. Quiero sumisión en estado puro. Quiero resignación. Quiero docilidad. Quiero mansedumbre. Quiero alineamiento. Quiero obediencia, no me interesa la deliberación de ninguna especie. Quiero tener un escuadrón de mayordomos. Quiero unanimidad monolítica. Quiero espíritu de cuerpo. Quiero una visión única, unilateral e inflexible. Quiero ser yo quien vigile y quien castigue. Quiero que todo sea vertical, que no haya contradicciones ni segundas versiones. Quiero asfixiarte. Quiero patrullarte. Quiero fiscalizarte.
No quiero que tengas contacto con el exterior. No quiero que escuches distintos puntos de vista ni que te mezcles con las personas inadecuadas. No quiero que te dejes afectar por influencias perniciosas. No quiero que viajes mucho, para que no puedas tener acceso a nuevas ideas. No quiero que te enteres de nada que no haya sido previamente censurado y verificado por mí. Quiero el control más absoluto de la situación, quiero saberlo todo…