La carta del señor Francisco Villacís publicada el 5 de diciembre y titulada ‘Negligencia Médica’, expresa exactamente lo contrario de lo que su autor dice: es producto del dolor que vive por lo ocurrido con su familiar. Este es un tema sensible que debe ser analizado con objetividad, pues la gran mayoría de juicios arrojados parten del desconocimiento o información inadecuada. La infección de la herida se debe casi siempre a los gérmenes residentes en el área afectada y los antibióticos no siempre están indicados y no evitan que se produzca, aunque sí pueden -en ciertos casos- disminuir el riesgo. ¿Qué pasaría si el médico que actuó prescribía un antibiótico y como consecuencia de ello se producía una reacción anafiláctica y el paciente moría? La carta en referencia sería encaminada a la “negligencia de la prescripción”. Que ahora la paciente requiera injertos no necesariamente puede deberse a la infección pues otros factores, como la magnitud del tejido desvitalizado, que puede evidenciarse horas o días después del traumatismo, la edad, enfermedades concurrentes, etc., pueden ser determinantes. Siempre será bueno buscar una opinión imparcial, seria, científica y claramente explicada, de manera que don Francisco Villacís no nos condene a la pena capital y no generalice sus conceptos en contra de quienes ejercemos una profesión cuya nobleza parte de un principio esencial: “Primum non nocere” (Primero no dañar).